DEPORTES › BASQUETBOL > CAMPAZZO,EL LíDER DE LA NUEVA CAMADA DE LA SELECCIóN
El base cordobés se consagró en Caracas y ahora, con los valores que mamó de la Generación Dorada, comanda el grupo que irá en busca del oro en los Juegos Odesur. Asegura que trabaja cada día para cumplir su meta, pero que no se vuelve loco por el futuro.
› Por Ariel Greco
Luego de su consagración en el Premundial de Caracas, Facundo Campazzo se transformó en un jugador indiscutido de cara al Mundial de Básquetbol que se desarrollará a fines de agosto en España. Con esos pergaminos, a menos de dos semanas de cumplir 23 años, el base cordobés de Peñarol de Mar del Plata es el líder del joven equipo argentino que a partir de hoy buscará la medalla dorada en los Juegos Odesur. Desde las 17 y con sólo dos entrenamientos encima, el conjunto albiceleste, integrado en su totalidad por jugadores del medio local, se medirá con Ecuador. Más allá del objetivo menor que significa el certamen para los dirigidos por Julio Lamas, Campazzo le contó a Página/12 el orgullo que significa vestir la camiseta argentina, como ya lo hizo en el Sudamericano de Chaco y los Juegos Olímpicos, en 2012, y el Premundial de Caracas, en 2013. Y, claro, su sueño de llegar a la NBA, como sus ídolos y ahora compañeros de la Generación Dorada.
“Siempre es un orgullo vestir la camiseta argentina, sea el torneo que sea”, asegura Campazzo, antes de explicar los objetivos del plantel. “Es un equipo joven, con mucha hambre de ganar, con ganas de jugar, de demostrar y de dar lo mejor. Hay material como para ganar el torneo. El compromiso es defender duro la camiseta de la Selección y entregar todo”, remarca el ganador del Olimpia de Plata en 2012 y 2013. A pesar de que el equipo recién se juntó ayer unas horas antes de viajar a Santiago, el armador de 1m79 no lo toma como excusa. “Tuvimos un entrenamiento en el que repasamos las jugadas. Con algunos compañeros ya jugamos en China o en el Premundial y con otros nos conocemos de enfrentarnos en la Liga. Y si no salen las cosas, todos sabemos defender y nos tendremos que concentrar en eso, en ser intensos y en bajarles el goleo a los rivales. Sabemos jugar al básquet y hay que demostrarlo.”
Por más que le brillan los ojos cuando habla de la chance de disputar su primer Mundial dentro de seis meses, el mejor jugador de las finales 2012/2013 no quiere saltar etapas. “En este momento no pienso en el Mundial. Hasta ayer mi cabeza estaba en Peñarol y a partir de hoy está en este proceso y en los Odesur. Tengo mucha ilusión de estar en España, pero primero quiero ganarme un lugar en una preselección. Si llego a estar en una preselección, quiero ganarme un lugar para integrar el equipo. Y para lograr eso, tengo que estar bien en el presente. No me voy a volver loco con el futuro”, afirma Campazzo con convicción.
Hasta este certamen, el armador cordobés siempre se desarrolló bajo el ala de integrantes de la Generación Dorada, como Emanuel Ginóbili, Luis Scola o Leonardo Gutiérrez. En cambio, ahora será el referente principal del grupo. “Tuve la suerte de estar en unos Juegos Olímpicos y en el Premundial y aprender al lado de semejantes bestias, a las que miré todo el tiempo, para tratar de sacarles el mayor jugo posible. No sé si ahora voy a ser un líder, pero voy a tratar de poner toda mi experiencia, junto con otros compañeros experimentados, para estar unidos como equipo”, aclara Campazzo, que parece tener en sus genes el legado de los campeones olímpicos: “Se aprende en todo sentido. Primero cómo juegan. Y después cómo piensan, lo profesionales que son, la mentalidad que tienen, cómo ejercen el liderazgo. Por eso después tratás de copiarlos, para incorporar cosas a tu juego o a la vida cotidiana. Ellos marcaron un camino y por algo llegaron adonde están. Y al verlos, uno trata de tomar ese camino, imitarlos y hacerlo lo más parecido posible.”
Con la estela de Scola y compañía por delante, el futuro –no lejano– de Campazzo parece estar ligado a la NBA. Incluso, ya hubo sondeos de algunas franquicias. Pero nada consigue perturbarlo. “Si les preguntás a ellos, ninguno se imaginaba a futuro cómo iba a ser su carrera, salvo a corto plazo. Y lo mismo me está pasando a mí: no sé a dónde voy a ir el año que viene y no lo estoy pensando. Que sea lo que tenga que ser. Lo único seguro es que voy a trabajar día a día para estar preparado y después tomar la mejor decisión, ya sea seguir en la Liga, ir a Europa o adonde sea. No me quiero saltar nada por pensar en el futuro. Hay muchas cosas importantes en el presente, como repetir el título con Peñarol, los Odesur o ganarme un lugar en el Mundial, como para pensar en el futuro. Lo único que me preocupa es estar en el máximo nivel que me permita mi juego”, remarca con absoluto convencimiento, el mismo que le permitió meterle una inolvidable tapa a Kobe Bryant, a quien tenía estudiado por elegirlo siempre en la Playstation.
Por más que no quiere hablar del futuro, ya que tiene contrato con Peñarol hasta el final de la Liga Nacional, la idea está clara: “Mi sueño y mi deseo es jugar en la NBA. Me preparo para eso”. Y con la misma seguridad confía en sus condiciones. “Va a depender de mí, de cómo trabaje y del nivel que muestre. Tengo que perfeccionar muchas cosas, del juego y de la vida cotidiana. Una es el respeto a los árbitros. Y después quiero pulir detalles para ser un mejor jugador: perfeccionar mi tiro de tres puntos, defender más duro, mejorar el físico. Y sobre todo, copiar cosas de los que tengo al lado para aprender y progresar como jugador”, asegura el base, con las ideas tan claras como cuando conduce a sus equipos en una cancha de básquet.
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