Fue una derrota dolorosa porque se concretó a muy poco del final, pero fue justa porque los rivales –un buen equipo español con mucho manejo– hicieron las cosas mejor. Tras un primer tiempo auspicioso, Argentina tuvo diez minutos fatales al comienzo del segundo, ya que le convirtieron dos goles y se quedó sin Biglia (lesionado) y Cardozo (expulsado). Después fue todo aguantar, pero no alcanzó.
El seleccionado argentino Sub-17 vio frustrada su ilusión de acceder a la final del mundial que se disputa en Finlandia, al perder ayer en una de las semifinales ante España por 3 a 2 en tiempo suplementario. A los cuatro minutos, Lucas Biglia –que salió lesionado en el segundo, pérdida sensible– y Ezequiel Garay a los 31, ambos en la primera etapa, pusieron en ventaja al seleccionado dirigido por Hugo Tocalli e hicieron ilusionar con una nueva definición entre Argentina y Brasil –que derrotó 2 a 0 a Colombia en la otra semifinal–. Sin embargo, en el arranque del segundo tiempo, España igualó gracias a los goles de Cesc, a los 3 minutos, y Jurado, a los 8. Y ya en el segundo tiempo del alargue, Cesc se encargó de darle la victoria a España, con un verdadero golazo a los 11. El seleccionado argentino jugó con un hombre menos desde los 9 minutos del segundo tiempo, a raíz de la expulsión, por doble amarilla, de Neri Cardozo. Ahora, los chicos de Tocalli jugarán el próximo sábado ante Colombia, en el partido por el tercer puesto, desde las 7 de la Argentina.
En un primer tiempo sumamente parejo, la Argentina pudo irse en ventaja a los vestuarios gracias a la buena actuación del arquero Ustari y al aprovechamiento de los jugadas con pelota parada, ya que a través de esa vía llegaron los dos goles: Biglia resolvió de cerca tras el pase atrás después de un corner y el zaguero Garay la clavó abajo de cabeza a la izquierda del arquero en otro lanzamiento de pelota quieta. Sin embargo, el arranque español en el complemento resultó demoledor y en apenas 8 minutos igualó el resultado, e inmediatamente se vio favorecido por la expulsión de Cardozo, una de las figuras del partido y del torneo. A partir de ese momento la selección española dominó el partido gracias al buen trabajo de Xisco, Cesc y Jurado, los dueños de la pelota.
Tocalli debió sacar a Colzera, dejó muy solo a Peirone arriba para la contra y sólo la falta de puntería de los españoles y algunas buenas intervenciones de Ustari impidieron que el partido se terminara en los 90 reglamentarios, que fueron una larga agonía. Llegó el alargue y Argentina sólo atinó a defenderse sin piernas ni juego para más; sólo la expulsión de Ruz, sobre el final, despertó a los pibes de Tocalli, que parecieron con ánimo renovado para ir a buscar. Pero no pudo ser. Al contrario, cuando parecía que irían a los penales, el hábil Cesc desbordó a Acevedoen el mano a mano y resolvió con un derechazo cruzado arriba ante el cierre de Garay: golazo y a cobrar. Fue justicia.
El desconsuelo de los pibes no tenía límite y en la despedida hubo algún gesto fuera de lugar que no pasó de eso: ademán de impotencia.