La Selección pasó sin mayores sobresaltos la primera de las dos pruebas que se puso antes de viajar a Brasil, el próximo lunes, para disputar el Mundial. Lo hizo con una clara victoria por 3-0 frente a Trinidad y Tobago, un rival flojito que le opuso poca resistencia, pero que con apenas dos contraataques consiguió dejar en evidencia el desequilibrio al que se expone el equipo de Alejandro Sabella cuando suelta a sus hombres en la ofensiva. Palacio, de cabeza; Mascherano, en un rebote; y Maxi Rodríguez, luego de una linda escapada de Palacio, anotaron los tantos para el equipo nacional. El público que copó el Monumental no terminó de engancharse con la producción del equipo y sólo se encendía de ratos, cuando Messi regalaba en pequeñas dosis su inmenso talento.

Una cosa fue el primer tiempo, donde el equipo nacional intentó plasmar su idea de juego –incluso a pesar de las ausencias de Zabaleta, Agüero e Higuaín– y ofreció algunos buenos momentos de su fútbol, y otra diferente fue la segunda parte, donde el entrenador realizó seis variantes, dos para cuidar jugadores, como fue el caso de Demichelis y Palacio, y las otras cuatro para observar variantes y darles un poco de rodaje a Biglia, Pérez, Fernández y Alvarez.

En los primeros 45 minutos, la Selección hizo méritos como para golear a la débil Trinidad y Tobago, pero el gol se le negaba. Messi apilaba rivales, se asociaba bien con Gago y Di María, pero entre Palacio y Lavezzi no conseguían terminar una bien. El primero fue pura voluntad y empuje; mientras que en el caso de Lavezzi, sorprendía su escasa puntería. A fuerza de voluntad, Palacio tuvo su premio cuando, a los 45, en jugada de tiro de esquina, encontró el cabezazo con el que sorprendió al arquero Williams, que terminó a manotazos limpios adentro de su propio arco sin poder dar nunca con la pelota. El blooper llegó justamente atrás de otro blooper, que habían protagonizado Di María y Messi: el volante había hecho una gran jugada individual y con el arco libre para anotar se la tocó atrás a Messi, como diciéndole “hacelo”, “despedite bien”, pero sin notar que Marshall estaba al acecho y terminó anticipando al capitán argentino. De lo hecho por la visita, que jugó buena parte del encuentro en su propio campo, apenas dos jugadas rescatables. Dos contragolpes que dejaron expuesta a la defensa argentina. En el primero, Campagnaro reaccionó y consiguió cortar el avance de Jones; en el segundo, Demichelis debió forzar la máquina al máximo para frenar al mismo jugador; el esfuerzo lo terminó dejando afuera de la cancha, por precaución.

Al público le costaba alentar. El ritmo del partido no era precisamente el mejor estímulo. El Monumental no terminaba de encenderse, ni siquiera con los goles de Mascherano, a los 48, luego de que Messi estrellara un tiro libre en el palo izquierdo de Williams, o cuando Maxi Rodríguez remató una muy buena jugada de Palacio para el 3-0, con el que el DT de la Selección decidió dar por terminada la función.

Los cambios en uno y otro bando terminaron de congelar el trámite del encuentro.

3- ARGENTINA

Romero; Campagnaro, F. Fernández, Demichelis, Rojo; Gago, Mascherano, Di María; Messi, Palacio, Lavezzi.

DT: Alejandro Sabella.

0- TRINIDAD Y TOBAGO

Williams; Hoyte, Mitchell, Marshall, Bateau; J. Jones, Boucaud, Hyland, Peltier; Guerra, K. Jones.

DT: Stephen Hart.

Estadio: River.

Arbitro: Daniel Fedorczuk (Uruguay).

Goles: 45m Palacio (A); 50m Mascherano (A); 64m M. Rodríguez (A)

Cambios: 45m Basanta por Demichelis y Biglia por Gago (A); 55m

M. Rodríguez por Lavezzi (A); 58m Molino por Guerra (TyT); 62m E. Pérez por Di María (A); 68m Alvarez por Mascherano (A); George por Boucaud y Hoyte por Mitchell (TyT); 75m Plaza por K. Jones (TyT); 77m A. Fernández por Palacio (A).