DEPORTES › INDEPENDIENTE CONSIGUIO FINALMENTE EL ANSIADO RETORNO A PRIMERA, TRAS UN AÑO EN LA B NACIONAL
La victoria sobre Huracán, en La Plata, le significó finalmente el tercer lugar en el torneo y el ascenso. El Globo, perjudicado.
La agonía terminó finalmente para Independiente. El año que transcurrió en la B Nacional quedó atrás, después del desempate jugado ayer frente a Huracán. El duelo por el tercer ascenso fue para el conjunto de Avellaneda, que a pesar de no ofrecer un juego convincente, le alcanzó para convertir dos goles. Como hace 20 años, cuando ambos equipos se enfrentaron por la definición del título en el torneo Clausura ’94, Independiente volvió a festejar. En aquella oportunidad, la goleada 4-0 fue inapelable. En este caso, la polémica se volvió a instalar para el plantel de Parque Patricios, debido a que el árbitro le anuló un gol legítimo que hubiera sido el empate transitorio. La situación similar ocurrió en 2009, cuando definió el título con Vélez, y un gol bajo una situación anormal lo volvió a condenar.
Independiente pasó en sólo tres días de la angustia a la euforia. Los jugadores se fueron insultados el domingo pasado luego de empatar sin goles ante Patronato, y ayer consiguieron lo que le exigía su gente: regresar a la máxima categoría. Martín Zapata, a los 37 minutos del primer tiempo, y cuando Huracán exhibía mejor fútbol en La Plata, marcó el primer gol. El joven Francisco Pizzini, sobre el final, aumentó la diferencia.
Unos instantes antes de ese gol de Pizzini, el triunfo de Independiente se vio manchado por el grosero error cometido por el árbitro Diego Ceballos, quien a instancias del asistente número uno Gustavo Esquivel anuló un gol correctamente convertido por Ramón Abila, el cual hubiese sido la igualdad de Huracán, a los 29 minutos de la segunda parte.
La diferencia entre uno y otro estuvo dada por el aprovechamiento de las situaciones de gol que ambos dispusieron a lo largo del encuentro.
Huracán jugó mucho mejor que Independiente, en un duelo que estuvo siempre envuelto en la mediocridad. El equipo de Frank Kudelka padeció la falta de oportunismo frente al arco rival, y además debió chocar contra la seguridad de Diego Rodríguez, el arquero de Independiente. Por el contrario, los de Avellaneda fueron más prácticos. El equipo mejoró en los últimos 25 minutos del primer tiempo, lapso en el cual consiguió el gol a través de Zapata, luego de aprovechar un rechazo del arquero Marcos Díaz.
Cuando comenzó la segunda mitad, Independiente se agrupó en su campo y aguantó cada uno de los avances de Huracán, los cuales eran dirigidos por Gonzalo Martínez, su mejor hombre. El problema fue que le faltó claridad en los últimos metros. Leandro Caruso pudo haber empatado a los cinco minutos. El delantero tuvo tiempo y espacio, pero cabeceó mal, y la pelota se fue por encima del travesaño. Esa jugada fue un anticipo de lo que pasaría a lo largo de los 40 minutos restantes, donde Huracán buscó permanentemente, contó con las debilidades de la defensa de Independiente, pero no supo sacarle provecho.
En el final, y parado para salir de contraataque, Independiente sentenció el partido a través de Pizzini, quien quedó sólo frente a Díaz, lo eludió con categoría y tocó suave al fondo del arco.
Huracán volvió a sentir de cerca la amargura por no poder llegar al objetivo, cuando se encontraba tan cerca de alcanzarlo. El equipo tendrá la chance ahora de conseguir el ascenso en diciembre próximo, cuando los primeros diez equipos de la B Nacional se sumen a Primera en 2015, con el inicio del nuevo torneo diagramado por la AFA.
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