DEPORTES › EL ARQUERO SERGIO GARCIA DESTACA LA PREMISA DEL GRUPO
Hace 35 años, en la mañana del 7 de septiembre de 1979, el seleccionado juvenil liderado por Diego Maradona le ganaba en el estadio Olímpico de Tokio por 3-1 a la Unión Soviética en la final, y conquistaba de manera indiscutible el primer Mundial de la categoría Sub-20 para el fútbol nacional. Ese equipo, que deslumbró con su juego vistoso e impuso su superioridad absoluta ante duros rivales, fue dirigido por César Luis Menotti, que venía de consagrarse con el seleccionado de mayores campeón del Mundo en 1978. Con seis victorias en seis partidos, tres de ellos goleadas y sin goles en contra, esa Argentina Sub-20 deslumbró al fútbol mundial con su estilo de juego que tuvo a Maradona como mejor jugador del torneo, y al riojano Ramón Díaz como su goleador, con ocho tantos, y marcó el inicio de una serie de coronaciones que continuaría más tarde bajo la dirección de José Néstor Pekerman.
En diálogo con Página/12, el arquero de ese seleccionado, Sergio García, comentó sobre ese título y la forma en que se ganó: “No renunciar a la forma, eso es lo que Menotti siempre decía”. “Teníamos a Diego, al ‘Pelado’ (por Díaz), en definitiva, un equipazo: los 11 y los 18. Cuando veo al mejor Barcelona, creo que teníamos muchos conceptos parecidos con ese equipo: triangulación, posesión de pelota, los laterales, las salidas desde el fondo sin dividir la pelota. También parecido al Huracán de Angel (Cappa). Ese juego me hizo acordar un poco a lo que nosotros hacíamos”, comentó García en un encuentro en el centro porteño con algunos de sus compañeros del Mundial juvenil, entre los que estuvieron Juan Simón, Osvaldo Rinaldi, Juan Barbas, Juan José Meza y Rubén Rossi, entre otros.
En cuanto a la importancia de Menotti en el equipo, García remarcó el plus que le dio al plantel, más allá de la propuesta futbolística, la emotiva charla antes de la final de 1979, cuando el país estaba bajo el poder de la última dictadura militar. “Menotti nos dijo que podíamos hacer felices a mucha gente, entre ellos a nuestras familias. La única felicidad que podía tener mucha gente en ese momento era la que le podíamos dar nosotros: muchos se levantaban a las cuatro de la mañana, no para ver un partido, sino para trabajar y llegar a fin de mes. Era un sacrificio que estaban haciendo. Eso, antes del ingreso a una final, fue un plus extra para decir: ‘Hay que ganarla, y no ganarla como sea’”, contó el por entonces arquero de Flandria, club del ascenso en donde lo vio por primera vez el asesor de la Selección, Ernesto Duchini, quien lo recomendó a Menotti para el equipo juvenil nacional. A sus 17 años, García recibió, entre el torneo Sudamericano jugado en Uruguay en 1979 y el Mundial de Japón, sólo tres goles. “Uno de Uruguay en el sudamericano, otro de Polonia, allá, y el de Rusia, en la final. Pero estamos en 31 goles a favor contra tres en contra. Estadísticamente fue eso, aunque yo creo que tiene más valor el cómo, la idea futbolística”, concluyó García.
Informe: Santiago Uberti.
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