Por Abdel Ghaffar El Dawi
Desde Doha

Hay una nueva tendencia en el fútbol: cuando la jubilación está a la vuelta de la esquina, lo indicado es darse antes una vuelta por Qatar, jugar un par de temporadas en su Liga de fútbol y, entonces sí, decir definitivamente adiós al juego.
El brasileño Romario fue la temporada anterior la primera gran estrella en dejarse tentar por la exótica Liga asiática, tras recibir una oferta irrechazable del Al Saad. Fracasó estrepitosamente, pero el club ya tiene reemplazante para el sudamericano, el francés Frank Leboeuf, campeón del mundo con Francia en 1998.
Leboeuf no estará solo. En los inmaculados y ultramodernos campos de juego qataríes se encontrará con viejos conocidos. El Al Rayyan incorporó al español Fernando Hierro, durante años infranqueable zaguero central del Real Madrid, y también al alemán Mario Basler.
Los petrodólares convencieron a otros jugadores extranjeros que brillaron en los años 90. Así fue que llegó a Qatar Gabriel Batistuta, campeón en la Roma, figura en la Fiorentina y máximo goleador en la historia de su selección. O el alemán Stefan Effenberg, estrella durante años en el Bayern Munich y la selección alemana y de breve paso por el Wolfsburgo antes de recalar junto a Batistuta en el Al Arabi.
El español Josep Guardiola –ex mediocampista del Barcelona y de la selección de su país– vestirá el número 8 en la camiseta blanquiverde del Al Ahli. Hierro, dueño del 5, bromeó con los colores rojo y negro del Al Rayyan. “¡A esta edad en el Milan!”, dijo, recordando a uno de los grandes rivales del Real Madrid a nivel europeo.
El Qatar SC, campeón de la temporada anterior, contrató a otro veterano argentino, Claudio Caniggia, que a los 36 años llegó a Doha junto a otro ex Barcelona, Iván de la Peña.
¿Qué pasa con el fútbol en Qatar, un diminuto emirato del Golfo Pérsico conocido hasta ahora por el petróleo? La liga qatarí es ya la más prestigiosa del mundo árabe y el interés que genera desató un fervor informativo que elevó notablemente el costo de los derechos de televisación.
Salvo el calor –siempre por encima de los 30 grados y muchas veces superando ampliamente los 40–, Hierro no se queja. “Tras dos semanas de entrenamientos se me fueron todas las dudas. Estoy contento de estar aquí”, dijo recientemente.
En una entrevista con el diario árabe Al Ittihad, el español se mostró optimista y destacó “la gran cantidad de estrellas en Qatar. Es una gran idea de la federación qatarí, que ayudará mucho a mejorar el fútbol aquí”, agregó, no sin dejar antes una promesa a sus nuevos compañeros: “Quiero dar algo de mi larga experiencia en el Real Madrid a mis colegas qataríes, que tienen habilidad para el juego”.
Y dio el primer consejo: “Hay que tener mentalidad profesional y aprender la necesidad del sacrificio y la precisión en el juego”. Batistuta, que firmó un contrato de ocho millones de dólares por dos temporadas y enterró así su sueño de retirarse jugando en la Liga inglesa, evitó en general hablar, aunque el canal noticioso Al Jazeera logró sacarle unas breves frases.
“No sé nada de los otros clubes, tenemos que esperar hasta que empiece la liga. Lo único que espero es gozar del apoyo popular”, dijo el artillero.
La historia del fútbol en Qatar comienza con el inesperado segundo puesto en el Mundial Juvenil a principios de los ochenta, una final en la que cayeron ante Alemania. Hombres como Saud Fatah y Adel Gadoue abrieron luego el camino al fútbol europeo, jugando en el Rapid de Viena, al igual que Hussein Yasser en el Amberes belga.
Entre los extranjeros en la nueva temporada no sólo habrá futbolistas, sino también árbitros, que fueron traídos especialmente para que estén a la altura del reforzado nivel de la competencia. El deporte está viviendo su mejor momento histórico en Qatar, sede de competencias internacionales de primer nivel.
Mientras el país se prepara para acoger los Juegos Asiáticos en 2006, Doha fue recientemente sede de una Feria Internacional del Deporte en la que 150 empresas de todo el mundo expusieron sus productos y servicios.
La capital qatarí es además sede desde hace años de uno de los torneos de tenis preferidos por los jugadores. Recientemente se sumó el torneo femenino. Lo mismo sucede con el circuito europeo de golf, que tiene una escala en Qatar.
Más allá de sus éxitos en los Juegos de Asia de Busan 2002 y en los campeonatos árabes de atletismo que se disputaron en septiembre en Argelia, el nombre de Qatar volvió a saltar al primer plano en agosto, cuando conquistó la primera medalla de oro de su historia en mundiales de atletismo.
Saif Saaaaeed Shaheen ganaba los 3000 metros obstáculos en París y asombraba al mundo. ¿No era ese, en realidad, el keniano Stephen Cherono? Hasta dos semanas antes, sí. Pero Cherono cambió de nacionalidad y nombre por motivos financieros: la federación qatarí le aseguró 1000 dólares al mes por el resto de su vida si se sumaba a ellos. La cifra es ridícula en comparación con lo que cobraron o cobrarán Romario, Hierro, Batistuta o Guardiola, pero fue suficiente para que Cherono –que jamás hubiera soñado con esa cifra fija en Kenia– se sumara a la emergente potencia deportiva del Golfo Pérsico.