Desde Brasilia

Una delantera temible: los ex atacantes Romario, actual senador, y Ronaldo se aliaron para derribar al presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Marco Polo del Nero, sospechado de complicidad con la trama de corrupción que derivó en la renuncia de Joseph Blatter en la FIFA. Más sobria, la presidenta Dilma Rousseff también juega contra los “cartolas”, los viejos dirigentes enquistados en la CBF desde hace décadas. Folha de San Pablo escribió ayer que, a pesar de antiguos duelos de vanidades reavivados durante la Copa de 2014, los ex campeones mundiales Romario y Ronaldo “lideran un movimiento pidiendo la salida de Del Nero”, cada día más cuestionado, tras la detención en Suiza de su antecesor al frente de la CBF, José María Marín.

Romario, flamante senador por el Partido Socialista Brasileño (PSB), encabezará la semana próxima la sesión en que será formalizada la Comisión Parlamentaria de Investigaciones de la CBF, para la cual obtuvo el apoyo de 53 colegas.

“Ya desde la época en que era diputado, Romario ha sido la voz cantante en el Congreso en la lucha para sanear el fútbol y se ganó el reconocimiento de sus colegas porque no temió en denunciar a los dirigentes. Creo que esta comisión va a develar muchas cosas ocurridas en los últimos años”, declaró la senadora Lídice da Mata a Página/12.

Rousseff, quien nunca disimuló su desprecio por la conducción de la CBF y la FIFA, aprobó los movimientos del bajito, que fue recibido por altos funcionarios del gobierno. “Estamos ante un caso indudablemente político, porque la pasión del pueblo brasileño por el fútbol no es algo solamente deportivo. Me parece que hay una corriente de opinión cansada de tantos años de manejos turbios”, prosiguió la líder del bloque de senadores del PSB.

Mientras Romario opera en el plano legislativo, Ronaldo planea asistir hoy a la final de la Champions entre Barcelona y Juventus, donde tiene previsto reunirse con el jefe de la UEFA, Michel Platini, y otros dirigentes europeos.

Son conocidas las ambiciones y el oportunismo político de Ronaldo, quien alguna vez reconoció su interés de comandar la CBF, con cuya dirigencia siempre mantuvo relaciones fluidas y hasta de complicidad. Antes y durante la Copa del Mundo de 2014, cada vez que hubo chispazos, y no fueron pocos, entre Dilma y los barones de la FIFA y la CBF, el “fenómeno” generalmente pateó contra el gobierno. Y finalizado el evento hizo campaña para el candidato presidencial conservador Aécio Neves.

Ronaldo tiende a moverse “hacia el lado donde sopla el viento”, ironizó el secretario general de la CBF, Walter Feldman, al saber que el ex jugador había recomendado la salida de Marco Polo del Nero.

La semana pasada, Del Nero había huido de Suiza horas después de la detención de Marín, cuyos abogados trabajan para impedir su deportación a Estados Unidos. En Brasil, Del Nero, que desistió de ir al duelo Barcelona-Juventus, al que estaba invitado, está a salvo de ser enviado a Estados Unidos pues la Constitución brasileña impide la deportación de connacionales. Pero corre un “serio riesgo de ser procesado y, eventualmente, preso por aquello que pudo haber hecho durante su paso como presidente y vicepresidente de la CBF”, apuntó la legisladora Lídice da Mata. Y acotó que en Brasil ya existe una “voluminosa documentación sobre irregularidades de la CBF” acopiada en 2001, luego de casi dos años de tareas de la “Comisión Investigadora de Nike”, sobre supuestos delitos sucedidos durante la gestión de Teixeira, entre 1989 y 2012.

Hace 14 años, algunos diputados sospecharon que Nike, gracias a las coimas pagadas a Teixeira, decidía cómo debía formar el combinado en la Copa de 1998, aquélla en la que Ronaldo sufrió una extraña convulsión antes de la final ganada 3-0 por Francia. Siguiendo los pasos de Marco Polo Del Nero, Teixeira retornó a Brasil, procedente de su mansión en Florida, advertido de que podría ser preso por Interpol. El diario Valor Económico publicó ayer que la Justicia norteamericana está analizando escrupulosamente los acuerdos entre Nike y la CBF. Posiblemente se trate de las mismas operaciones investigadas en el parlamento brasileño que dieron lugar a un libro escrito por el ex ministro de Deportes, Aldo Rebelo. Un juez impidió la venta de la obra haciendo lugar a una acción promovida por Teixeira.