DEPORTES › RIVER NO PUDO VENCER A TEMPERLEY EN EL ESTADIO MONUMENTAL
El mayor inconveniente que viene mostrando el equipo de Marcelo Gallardo es la falta de definición, y pasado mañana afrontará la semifinal de la Copa ante Guaraní. Funes Mori convirtió de tiro libre y empató Esparza.
› Por Daniel Guiñazú
Sonó el silbato final del árbitro Jorge Baliño y la gente de River abandonó el Monumental en silencio. Con los puños hundidos en los bolsillos de la campera o del pantalón y la incertidumbre carcomiéndole el cerebro. No llega bien el equipo a la semifinal copera de pasado mañana ante el Guaraní paraguayo. Y el 1-1 de ayer ante el ordenado y prudente Temperley que armó Ricardo Rezza ratificó la impresión de los partidos anteriores ante Central y Tigre: falta mucho. Faltan juego y gol. No hay quien pueda poner una pelota clara en los últimos 25 metros de la cancha. Y tampoco aparece aquel que pueda definir alguna de las escasas situaciones que se generan.
Es cierto que Marcelo Gallardo ofreció ayer el lado B de su propio equipo. A 72 horas del choque con Guaraní, reservó los titulares. Pero nada fue diferente cuando éstos dijeron presente. Hace tres partidos que la posesión de la pelota es un gesto estéril. Y que el pase interno y profundo se asemeja a una quimera. Se ha ido Teófilo Gutiérrez. Y todavía no se ha conseguido reemplazarlo con alguien que se acerque a su jerarquía (también a sus claroscuros). Cavenaghi juega cada vez más distanciado del arco rival. Y en su retorno al club (y en su presentación como titular), Javier Saviola dejó en claro, las pocas veces que entró en juego, todo lo que aún debe mejorar en lo futbolístico para poder sintonizar la onda de sus compañeros.
El planteo de Temperley no se apartó un paso de las hipótesis previas. Rezza dispuso un 4-1-4-1 con nueve hombres por detrás de la pelota y Javier Grbec solo de punta. Y River jamás pudo perforarlo. Se aburrió de prestarse el balón lejos del área celeste y su único gol, a los 30 minutos del primer tiempo, fue un estupendo tiro libre que Ramiro Funes Mori cruzó al palo del arquero Crivelli. Siete minutos después, Temperley acertó un contraataque, Di Lorenzo filtró un pase a espaldas de Solari y el escurridizo Gabriel Esparza (el mejor jugador de la cancha) definió con certeza ante la salida del arquero Julio Chiarini.
Con el empate de su lado, Temperley reforzó en el segundo tiempo, su estrategia de contener primero y salir si era posible. Y River se murió de hastío y frío. Gallardo quiso sacudir el tedio y metió los tres cambios simultáneamente: salieron Cavenaghi, Boyé y Solari, entraron Lucas Alario en su debut, Gonzalo Martínez y Lucho González pero no hubo remedio. Llegar fue una misión imposible y Gastón Aguirre, el primer central celeste, una muralla inexpugnable por alto y por bajo. Apenas una vez, River estuvo al filo de la victoria: recién a ocho minutos del cierre, un zurdazo desde lejos de Funes Mori fue manoteado al corner por Crivelli. Antes y después, la nada o algo demasiado parecido. Por eso, el silencio y el rápido regreso a casa. En el umbral de un partido clave, River no dio la talla. Era el partido ideal para el despegue. Las dudas dejaron todo en el mismo lugar que antes.
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