Los Pumas aplastaron ayer a Georgia por 54-9 y dieron un paso de vital importancia para acceder a los cuartos de final de la octava Copa del Mundo que se disputa en Inglaterra. El seleccionado argentino, conducido por Daniel Hourcade, equivocó el camino en la primera parte, pero en la segunda desplegó la pelota hacia las puntas, hizo valer la velocidad y habilidad de sus tres cuartos y redondeó un triunfo impresionante, con punto bonus incluido, que lo deja a un paso del primer objetivo.

Dos tries de Santiago Cordero, elegido “man of the match”, otros tantos de Juan Imhoff, y otros de Tomás Lavanini, Tomás Cubelli y Martín Landajo le dieron la victoria al elenco nacional en el que también brilló Nicolás Sánchez. Así, Los Pumas quedaron ahora en al segunda posición del Grupo C, detrás de los All Blacks, y tendrán mas de una semana de descanso antes de volver a jugar el domingo 4 de octubre en Leicester, frenta a Tonga.

Más allá de algunos problemas en el scrum, Los Pumas arrancaron muy bien el primer tiempo. Ya en el inicio, tras una jugada de line y maul, la pelota le llegó a Nicolás Sánchez, quien, con panorama favorable, optó por clavar un drop y poner al frente al equipo nacional.

Una ventaja que se estiró pronto, cuando en la mejor jugada del segmento la pelota voló un par de veces a lo ancho de la cancha y finalmente fue Tomás Lavanini quien apoyó en el ingoal sumando el segundo try argentino en el certamen y el primero de su cosecha personal.

Parecía que estaba todo dado para una gran tarde, pero un penal infantil a Merab Kvirikashvili le permitió al equipo georgiano achicar diferencias y meterse en el partido, cuando parecía completamente desorientado. A partir de ese momento, a Los Pumas les costó progresar en el terreno porque se encontraron con un equipo durísimo. Los forwards no pudieron ganar los metros necesarios y los backs tuvieron pocas pelotas para atacar. Y cuando dispusieron de ellas no tuvieron profundidad, en gran parte por la tenacidad para tacklear del rival, y en parte por alguna imprecisión a la hora de manejar la pelota. De ahí hasta el final de los 40 minutos iniciales hubo intercambio de penales por parte de Sánchez y Kvirikashvili que dejó el parcial 14-9 a favor de Los Pumas.

La salida por lesión de Juan Martín Hernández, a poco del final de la etapa, fue un golpe duro, pero Los Pumas terminaron controlando en defensa a un equipo tosco pero potente que obligó a los jugadores argentinos a tacklear con contundencia para derribar a rivales duros como una roca.

Si en el primer tiempo el conjunto albiceleste había equivocado el camino, en la parte complementaria arañó la perfección, llegando al ingoal adversario en seis oportunidades más, casi todas por la vía que más le convenía.

El try de Cubelli abrió el camino, minutos después de que Mamuka Gorgodze fuera amonestado. Y esta vez el elenco argentino supo capitalizar la diferencia numérica gracias a sus velocistas Cordero e Imhoff, quienes estuvieron imparables. Jugando por afuera se simplificaron las cosas y no tardaron en llegar más tries hasta que la cuenta llegó a siete en total. Fue una gran victoria de Los Pumas, un notable triunfo para los jugadores que supieron cambiar a tiempo y terminaron festejando con la gente en una cancha que explotó de argentinos.

“Cada vez que teníamos la pelota, se notaba que había una diferencia, y no concretábamos. Hacía falta una victoria como ésta”, comentó Hourcade, tras la victoria, aunque luego lamentó la gran cantidad de infracciones que cometieron Los Pumas en el primer tiempo. “No podemos cometer ocho infracciones como en el primer tiempo. Ese es un punto fundamental y clave”, criticó. De todos modos, en líneas generales, sostuvo que el partido se dio como él lo esperaba: “una batalla”.

Ahora, el tour mundialista se trasladará a Leicester y en esa ciudad, donde varios integrantes de esta Selección dejaron su huella en los Tigers, Los Pumas tendrán todo a favor para visar el pasaporte a cuartos de final ante Tonga y Namibia.

Llegan con un envión anímico importante tras el triunfo de ayer, que hace latir cada vez más fuerte la ilusión de repetir lo hecho ocho años atrás en Francia. El sueño, de a poco, empieza a convertirse en realidad.