DEPORTES
Para jugar al fútbol en Irak hay que ir armado a los entrenamientos
La reconstrucción es ardua: la Liga está suspendida, la Federación destruida, los jugadores emigraron y la Selección no tiene ni siquiera pelotas para entrenar, aunque sus resultados son bastante buenos.
Por P. V.
Edulcorados reportes cuentan que de la reconstrucción de Irak participa también el fútbol. No los reportes oficiales: la administración norteamericana que rige el país desde que acabó la guerra, en mayo, no sabe qué es el fútbol y parece que no le interesa tampoco: “Los estadounidenses gastan cada semana al menos mil millones de dólares por semana, pero no dan nada para el deporte”, denunció el entrenador de la selección, el alemán Bernd Stange. Pero la realidad no es tan dulce como los reportes: los jugadores de la selección van armados a los entrenamientos.
Stange, que alguna vez entrenó a la selección de la ex Alemania Democrática, relató que sólo sale del hotel donde vive para ir al campo de entrenamiento en una camioneta escoltada con guardias armados. “El hotel y el campo están vigilados, es imposible trasladarse fuera de estos dos lugares medianamente seguros”, explicó al diario alemán Frankfurter Rundschau.
“La situación en Bagdad, en especial para los extranjeros, ha empeorado mucho. No hay seguridad, no hay derecho ni orden. También yo tengo miedo”, confesó el técnico, que dirige la selección desde octubre de 2002. “Algunos de mis jugadores van armados a los entrenamientos, porque tienen miedo a los asaltantes.” El entrenador alemán contó que su chofer fue atacado a balazos. “Una bala le atravesó la mano y recibió heridas en la cabeza por la rotura del parabrisas.”
Pese a la delicada situación, la selección de Irak consiguió clasificarse para la Copa Asiática China 2004, y desde que Stange tomó su dirección elevó su ranking FIFA desde el puesto 74º al 44º. El objetivo del entrenador es clasificar al equipo para el Mundial 2006, en Alemania.
La Liga oficial no ha vuelto a reanudarse desde que terminó el conflicto, y algunos equipos juegan el campeonato de Arabia Saudita, pero en agosto se disputó la final de la Copa de Irak, entre el Talaba, el equipos de los estudiantes, y el Al Shurta, el conjunto patrocinado por la policía. Como el estadio donde debía jugarse el partido, el Al Shaab de Bagdad, sufrió las secuelas de la guerra, el encuentro se disputó en Arbil, la capital del Kurdistán iraquí, al norte del país. Trece mil personas asistieron al partido, el primero oficial tras el conflicto, que el Talaba ganaba 1-0 cuando el público invadió pacíficamente la cancha. No hubo incidentes.
La supresión de la Liga hizo emigrar a los jugadores más dotados con los que contaba Stange: el capitán Haidar Mahmud fue a jugar a Qatar, otros fueron a jugar a Irán o a Jordania. No fue el primer inconveniente con el que se topó.
Oriundo de Alemania Oriental, alguna vez acusado de formar parte de la Stasi, la antigua policía secreta de aquel país, ex entrenador de Leipzig, el Dniepropetrovsk ucraniano, el Perth Glory australiano o la selección de Omán, Stange firmó en octubre de 2002 un contrato de cuatro años con la Federación Iraquí, que por entonces controlaba Uday Hussein, el hijo de Saddam luego muerto en la guerra. “Cuando firmé, se me criticó mucho en Alemania –cuenta Stange–. Todo el mundo decía que estaba a sueldo de Saddam. Pero yo no me crucé nunca con él, ni con su hijo.”
Stange se vio obligado a abandonar Bagdad en febrero, cuando el conflicto era inminente. Regresó a comienzos de julio, para encontrar un panorama desolador. El 13 de agosto, un mes después de haber regresado su entrenador, Irak jugó su primer amistoso, ante Irán por la Copa Teherán, y lo derrotó 1-0. “El fútbol es vital para el pueblo iraquí, y este resultado va a llevar alegría a todas las casas del país”, dijo Stange. Dos días más tarde, 4000 de los 7000 espectadores que presenciaron la final eran iraquíes. Pero su equipo perdió 5-2 ante Uruguay. Después perdió 2-1 con Jordania, pero sendas victorias ante Bahrein y Malasia como visitante lo clasificaron para la Copa de Asia y lo hicieron ascender en el ranking hasta el 44º lugar, sobre 204 federaciones.
Stange tiene miedo en Bagdad, pero eso no es lo que más le preocupa. “Necesitamos material –asegura–. Es mi mayor problema desde que ardió la sede del Comité Olímpico. No tenemos pelotas, camisetas, medias, vestuarios ni canchas.”
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