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› SAN LORENZO DERROTO 4-1 A VELEZ Y SE CLASIFICO SUBCAMPEON
Tuvo la despedida que se merecía
En su último partido como profesional, el Beto Acosta anotó de penal el cuarto gol de su equipo, con lo que llegó a 300 en su exitosa carrera. Los restantes tantos del conjunto de Gorosito los marcaron Carreño, Paredes y Santana, mientras que Zárate descontó para los de Liniers.
La ejemplar trayectoria de Alberto Acosta tuvo el cierre que debía. Con un gol del ahora ex delantero, que de esa manera llegó a los 300 gritos en su carrera, San Lorenzo goleó 4-1 a Vélez y se garantizó el subcampeonato del Apertura, detrás de Boca. Ariel Carreño, Aldo Paredes y Jonathan Santana marcaron los restantes goles del conjunto de Néstor Gorosito, en tanto que Rolando Zárate señaló el descuento de los de Liniers.
Los ribetes emocionales llegaron al clímax en dos instantes de la calurosa noche en el Bajo Flores: primero, a los 30 minutos del segundo tiempo, cuando Acosta, mediante un tiro penal, convirtió el cuarto tanto de los dirigidos por Néstor Gorosito y decoró la chapa final. Y luego, a los 37, cuando el cartel del cuarto árbitro indicó la salida del número nueve, con lo que se consumó la despedida definitiva del “Beto”. Lo reemplazó el pibe Nicolás Guevara, casi veinte años más joven que el gran goleador.
Las características mediáticas que rodearon al partido empequeñecen el brillo que, por momentos, tuvo San Lorenzo para maniatar a un rival que cometió demasiados errores defensivos. Lo que sucedió fue que todos los ojos se depositaron en lo que hacía el experimentado jugador de 37 años. Pero mientras sus compañeros, probablemente como una manera de homenajearlo, realizaban un gran partido, Acosta no pudo abstraerse de la faz sentimental y no mostró el rendimiento de otras jornadas.
Tanto que con el partido ya definido, la obsesión de todo San Lorenzo pasó por entregarle un gol a su gladiador. Por eso, el penal que sancionó Angel Sánchez por un agarrón de Uglessich sobre el propio Acosta se festejó como algo decisivo. Luego, el remate junto al palo derecho, ya forma parte de la historia. Los siete minutos que siguió en la cancha, casi que no tuvieron sentido. Sólo sirvieron para que los hinchas lo ovacionen por última vez y para que Acosta se despidiera de su gente. El cierre brillante que su carrera merecía.
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