DEPORTES › EL BROTE DE ZIKA SE SUMO A LAS DIFICULTADES QUE ENFRENTAN LOS ORGANIZADORES DE RIO 2016
La recta final hacia los Juegos Olímpicos que arrancan en menos de seis meses en Río de Janeiro se ha transformado en una carrera de obstáculos. El último de los cuales es el brote del virus zika. A este contratiempo se suma la polémica por las promesas incumplidas de limpieza de la Bahía de Guanabara para las competencias de vela y la reducción en los gastos olímpicos en medio de la fuerte recesión que afecta a la economía del país gobernado por Dilma Rousseff. Pese a todo, los organizadores confían en que la pasión de los brasileños por el deporte y las bellezas naturales de Río conquistarán al mundo y harán las delicias de fotógrafos y camarógrafos en la primera cita olímpica en Sudamérica.
Los Juegos “serán una fiesta inolvidable”, asegura a quien quiera escucharlo el director de Comunicaciones del Comité Río 2016, Mario Andrada. “Las instalaciones deportivas están siendo entregadas, ninguna está especialmente atrasada. Todas están construidas en más de un 70 por ciento”, precisa.
Sin embargo, lo que más inquieta a los organizadores es el brote del zika, que ha infectado a 1,5 millón de personas y que se asocia al aumento de casos de bebés con microcefalia. De todas formas, hay confianza en que disminuirá para el día inaugural de los Juegos, el 5 de agosto, teniendo en cuenta que durante el invierno disminuye drásticamente la población de mosquitos.
El zika, transmitido principalmente por la picadura del mosquito Aedes Aegypti, “preocupa a Río 2016, a la OMS, a todo el mundo”, pero “estamos seguros de que ganaremos esta batalla y no afectará los Juegos”, dijo Andrada.
Aparte de esta inquietud, los encargados de llevar adelante los Juegos intentan ahorrar a diestra y siniestra en medio de una crisis económica que ya ha afectado hasta la venta de entradas. Por el momento los brasileños sólo compraron 2,7 millones, la mitad de la cifra prevista.
El presupuesto operativo de Río 2016, de 1800 millones de dólares, fue recortado hasta en un 20 por ciento: los atletas no tendrán televisión en sus habitaciones, habrá 50.000 voluntarios –20.000 menos de lo previsto–, se comprarán menos impresoras y se ofrecerá comida local en vez de un menú lujoso a los invitados VIP.
La factura total que incluye la extensión del subte y la construcción de 116 kilómetros de vías exclusivas de autobús entre las cuatro zonas olímpicas llega a unos 9500 millones de dólares, mucho menos que los 40.000 millones de Beijing 2010 y los 11.600 millones de Londres 2012.
Andrada aseguró, no obstante, que existe “suficiente presupuesto” para combatir el zika como haga falta, y que con 80.000 policías y militares patrullando las calles de Río –el doble que en los pasados Juegos de Londres– tampoco se ahorrará en seguridad.
Otro punto de controversia se relaciona con la Bahía de Guanabara. Las autoridades admitieron hace meses que será imposible limpiarla. “Tenemos la certeza de que los atletas van a competir en aguas que no van a tener ningún riesgo, en aguas limpias”, aseguró Andrada.
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