DEPORTES
› OPINION
Ilusiones y desilusiones
› Por Diego Bonadeo
Aunque sea verano, la abstinencia de fútbol oficial, pese a la participación argentina en el Preolímpico de Chile, hace que las ilusiones y las desilusiones vayan en sintonía con los sucedidos futbolísticos de Mar del Plata, Mendoza, Salta, Tandil, Necochea, Córdoba y demás lugares de descanso o tilinguería en los que la farándula se mezcla con la pelota. Pelota oficial de torneos de verano y pelota no oficial de lugares de pretemporada y concentración.
Ilusiones y desilusiones que se convierten en expectativas para bien o para mal –como las ilusiones y las desilusiones–, pero que no debieran ir más allá de Racing y San Lorenzo mejor de lo esperado, Boca perdiendo y River ganando en lo poco que jugaron, e Independiente bastante peor de lo que se suponía.
Pero todos, aparentemente, con equipos o bien en formación, o bien de emergencia, que es casi lo mismo. O quizá no. Puede que cuando se ponga en marcha el Clausura 2004, absurdo semántico de principios de año, estos equipos de pretemporada, sean los de temporada.
Es que el desaguisado estructural de la máxima competencia del fútbol argentino puede producir cualquier tipo de sorpresa y, sólo circunstancialmente, la de que se juegue más o menos como la gran mayoría pretende y espera.
De todas maneras, quienes supongan que estos torneos pueden ser presagio de lo que vendrá, ya por los puntos, seguramente habrán supuesto mal.
Para bien o para mal, una vez más la impredictibilidad de los que juegan, podrán provocar otras ilusiones en los desilusionados y otras desilusiones en los ilusionados.