Mar 27.01.2004

DEPORTES  › PARA QUE SIRVE HABER GANADO EL TORNEO SUB-23 EN CHILE

El verdadero valor del Preolímpico

La conquista no sólo permite competir por el oro olímpico. También le genera un nuevo espacio al entrenador frente a las críticas.

› Por Ariel Greco

Una de las imágenes que más llamaron la atención de los festejos del título del Preolímpico fue la alegría que mostraba Marcelo Bielsa en el momento en que sus jugadores recibían la Copa y las medallas. Sorprendió porque nunca antes se lo había visto exteriorizar de esa manera sus sentimientos. Luego, el conductor dio una explicación de las razones de su felicidad. “Este es el torneo que viví con mayor satisfacción desde que soy técnico de la Selección”, aseguró. Es que por más que no lo admita –y que tal vez ni siquiera lo sienta así–, el logro en Chile le otorga un flujo de aire fresco que necesitaba y que puede servir como puntapié para consolidar la reconciliación con la gente.
En la previa del torneo, la sensación generalizada era que el entrenador tenía mucho más para perder que para ganar al afrontar este desafío. Un plantel que se armó de apuro, con la ausencia de las principales figuras que no fueron cedidas por los clubes europeos, y un sistema de clasificación bastante complicado era el grado de dificultad deportivo que tenía la parada. Y a ello se le sumaba el frente externo, quizá más difícil de soportar que el propio juego.
Los intereses particulares, los cuestionamientos por las últimas actuaciones, la injusta comparación con los logros con Boca y hasta las inoportunas declaraciones de Julio Grondona sobre su sucesión se conjugaban para que Bielsa apareciera en su posición más débil desde que se hizo cargo de la Selección. Incluso, una especulación indicaba que una eventual eliminación podía arrastrar al entrenador.
Pero a partir de lo que dejó el Preolímpico, el balance para el entrenador es más que positivo, si bien el equipo regaló muy pocos minutos de gran fútbol a lo largo del certamen. Desde el lado de los resultados, el título invicto sirvió para acallar los reproches desde ese aspecto. Con un grupo sin grandes figuras, en el que la principal estrella, Carlos Tevez, no rindió a la altura de sus posibilidades, el espíritu de equipo –uno de los valores que más aprecia Bielsa– alcanzó para coronarse como el mejor del torneo. Con el agregado de que Brasil, el rival de siempre, quedó eliminado, una muestra clara de que el torneo no fue sencillo.
Sin embargo, el mayor logro de Bielsa fue el reconocimiento que consiguió por haber podido leer cada partido y saber cambiar a tiempo para recomponer situaciones desfavorables. Hasta este torneo, el mayor peso que debía cargar Bielsa eran los cuestionamientos derivados de su fidelidad a un sistema y su obstinación en mantenerlo a cualquier precio. En Chile supo cambiar, y alcanzan dos ejemplos para demostrarlo. Luego de los sobresaltos del inicio ante Brasil, recompuso el equipo con una variante antes de los 30 minutos. Con el marcador en contra, pobló la cancha de delanteros y dio vuelta el partido ante Paraguay. Es cierto, que tuvo a la fortuna de aliada, porque no siempre el centrodelantero suplente ingresará y anotará dos goles en tres minutos. Pero lo que se quiere marcar es la intención, y no el resultado.
“Habrá que ver la evolución de cada jugador”. La respuesta de Bielsa surgió a partir de la consulta sobre si varios de estos campeones tendrán una chance próxima en la Selección Mayor. Suena lógico. Como que también habrá que ver la evolución de Bielsa. El Preolímpico le dio la chance de recuperar impulso y el respeto, de lograr un poco de tranquilidad para los próximos compromisos de las Eliminatorias y de saber que puede reaccionar y cambiar cuando la mano viene mal.

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