Cinco días atrás, Independiente recibió tres goles en un tiempo ante River y se comió un baile monumental. Ayer, la historia fue parecida, aunque con un desarrollo bien diferente. Es verdad que el equipo de José Pastoriza también anotó tres goles en los primeros 45 minutos, pero la forma en que consiguió la ventaja fue muy distinta a lo que había sufrido el domingo. Y si bien se quedó con una victoria clara en el marcador, mucho más complicado le resultó el trámite del partido.
Todavía casi no se habían acomodado en la cancha, cuando Independiente se encontró en ventaja en su primera ocasión. En un tiro libre de Hugo Morales que se iba por el segundo palo, Pagés lo tomó de la camiseta a Franco, casi de manera imperceptible. Sin embargo, el árbitro Favale sancionó el penal, que Losada convirtió dos veces, porque la primera ocasión no valió por invasión de Castillo. Tras ese golpe, Quilmes casi no tuvo la chance de recuperarse. Unos minutos más tarde recibió un nuevo gol en otra jugada curiosa. Ríos ejecutó un tiro libre con mucha violencia, pero sin demasiada dirección. En el camino, Caballero metió su cabeza para desviar el envío y descolocar a Pontiroli.
La rápida diferencia condicionó el desarrollo del juego. Es que Quilmes, que en un principio se había parado para aguantar en su campo y contragolpear, se vio obligado a modificar su estrategia. Y sin los hombres adecuados para ese cambio, la voluntad fue el único argumento válido que puso sobre el terreno. Por el contrario, el conjunto local se retrasó en la cancha, a la búsqueda de liquidar el encuentro por los espacios que regalaba Quilmes. Pero como no tuvo precisión y, para colmo, no se defendió bien, pasó algunos sobresaltos por los pelotazos casi frontales del rival. Claro que la fortuna le volvió a jugar a favor, ya que un centro intrascendente de Morales no pudo ser rechazado por Alayes, que en su intento sólo consiguió batir a su propio arquero.
La diferencia con la que los de Pastoriza se fueron al descanso era demasiado exagerada. En el juego, de ninguna manera estaba justificada la ventaja de tres tantos. Por eso resultó justo que Ariel López marcara el descuento luego de un desborde de Trullet, casi en el arranque del segundo tiempo. El tanto le dio más aire a Quilmes, que presionó más arriba y generó varias chances para descontar. Sin embargo, no tuvo la profundidad ni la suerte de su rival para acertar en sus ocasiones.