DEPORTES
› OPINION
¿De quién es la camiseta?
› Por Diego Bonadeo
Cuando en 1974, en coincidencia con el Mundial de Alemania, en la Fifa se decidió que el bastón de mando pasara del británico Sir Stanley Rous al waterpolista brasileño –mandato cumplido, como waterpolista– Joao Havelange, no solamente se estaba produciendo un maquillaje geográfico en cuanto a que el poder pasaba de Europa al Tercer Mundo, sino también un round más en las peleas por las sponsorizaciones. Las dos más notorias: Puma vs. Adidas y Coca vs. Pepsi.
José María Muñoz, que por cierto entendía mucho más de sometimiento a los poderes de turno que de geopolítica, vociferaba con entusiasmo el advenimiento del ex waterpolista, porque suponía que con Havelange en Zurich, la consolidación de un Mercosur setentista era inminente. Por lo menos en lo futbolístico, que era lo que le interesaba a Muñoz. La geografía era y es una descripción cartográfica. La geopolítica –y cada vez más–, la realidad de esa descripción.
En los últimos días, treinta años después, la exhibición supuestamente trascendente de la nueva camiseta de la Selección Nacional, con las tres tiras en primer plano, pareció haber sido la prioridad que preludia el partido del martes contra Ecuador. Ahora en Zurich está Blatter, y por supuesto, Grondona. Y tantos más. Y Adidas y tantos más siguen estando. Y la geografía sigue siendo descriptivamente cartográfica y la geopolítica, la cruda realidad de esa descripción. Pero la camiseta, ¿de quién es? ¿De Adidas, de la AFA, de Torneos y Competencias o de la Selección Nacional?