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› SE SUMAN LOS LESIONADOS PARA ARMAR EL EQUIPO ANTE BRASIL
Bielsa y una Selección de dilemas
César Delgado está golpeado, a Pablo Aimar le falta ritmo, Walter Samuel tendrá que jugar de último hombre, todos inconvenientes que preocupan al entrenador, que ayer convocó a Javier Mascherano. Los jugadores apuestan al valor de un triunfo en Brasil.
La lesión que sufrió César Delgado, la falta de ritmo de Pablo Aimar y la ausencia del capitán Roberto Ayala, el experimentado líbero del equipo, son algunos de los problemas que preocupan al entrenador de la Selección Argentina, Marcelo Bielsa, a cinco días del partido más trascendente del año, el clásico contra Brasil en Belo Horizonte, un partido donde el scracht que dirige Carlos Alberto Parreira anuncia a todas sus grandes figuras y para el cual ya se agotaron todas las localidades.
Bielsa cerró una de las brechas al convocar a uno de sus jugadores predilectos, Javier Mascherano, el volante central de River, que conoce a la perfección el método de trabajo del entrenador rosarino por haber participado en seleccionados juveniles y en el Preolímpico de Chile jugado en enero, que ganó el equipo argentino. Mascherano se presentará hoy en la concentración en Ezeiza y se presume que será uno de los once titulares.
Otro de los que estaba sindicado para actuar desde el arranque, César Delgado, un incondicional de Bielsa en esta etapa post-Mundial, también está en dudas. Delgado sufrió un fuerte golpe en el hombro el miércoles a la noche jugando para el Cruz Azul, se incorporará al plantel mañana y recién allí se podrá saber el grado de la lesión. Si no puede actuar, se sumará a la lista que encabezan Andrés D’Alessandro, descartado por un desgarro, y Juan Román Riquelme, desafectado a causa de una pubalgia. Todos jugadores que gravitan de mitad de campo hacia adelante, uno de los déficit que Bielsa deberá paliar de cara a un partido que asoma como un compromiso de extrema dureza.
En el puesto de Delgado, Bielsa tiene como variantes a Mauro Rosales, de similares características pero con escaso roce internacional, aunque también podría utilizar a Mariano González, el volante de Racing, quien habitualmente juega para el equipo argentino sobre el sector izquierdo. González, de buena técnica, sería otra alternativa para poblar de fútbol el medio, teniendo en cuenta las bajas de D’Ale- ssandro y Riquelme y el momento que vive Aimar, que viene recuperándose de una lesión.
Aimar deberá, necesariamente, asumir la función de enganche en el tradicional 3-3-1-3 que usa Bielsa, aunque su condición física no sea la ideal. Por eso también se especuló con alguna convocatoria sorpresa, como la de Leandro Romagnoli, el hábil volante de San Lorenzo. Bielsa despejará las dudas cuando termine la 16ª fecha del Clausura, mañana, y complete la lista de convocados.
El último desvelo del entrenador está en el fondo. La ausencia de Ayala, que cumplirá una fecha de suspensión, casi que obligará a Bielsa a usar a Walter Samuel, normalmente volcado a la izquierda, en ese lugar, aunque la solvencia del flamante jugador del Real Madrid permite descontar su buen rendimiento, pero el problema se desplazará hacia los laterales, que deberán tapar las subidas de Ronaldo, Ronaldinho y Kaká con pelota dominada, lo que obligará a cerrar a ambos lados siendo zurdo.
Entre los jugadores, de todas maneras, campea el optimismo, especialmente por la oportunidad que se presenta para ganar un partido tan importante y renovar la confianza que la gente perdió tras el Mundial. “Somos conscientes de que el compromiso ante Brasil puede marcar una bisagra en la relación de la gente con este proceso –opinó Hernán Crespo–. Por eso estamos mentalizados para ganar. Estoy orgulloso de integrar este equipo y convencido de que podemos lograr un triunfo.”
Según Cristian González, “el fracaso del Mundial está muy presente en la gente, pero el desafío nuestro es hacerlo olvidar y un triunfo en Brasil puede ser un buen punto de partida”, señaló el volante. “Cada clásico tiene su sabor, éste es el nuestro y trataremos de ganarlo para lograr un envión anímico considerable”, analizó Juan Pablo Sorín.
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