DEPORTES
› OPINIÓN
Mejor Perú que Portugal
› Por Diego Bonadeo
Cierta cultura pacata, que no leyó o leyó mal a Perogrullo, insiste con ignorante tozudez “las críticas deben ser constructivas”, sin entender, por ignorancia y por tozudez, que las críticas son, ni más ni menos, que críticas y que la condición de destructivas o constructivas corren por cuenta de quien las emite y de quien las recibe y, por qué no, entre otras cosas, de la buena o mala fariña de uno y de otro.
Parienta de la zoncera anterior –recordar a Jauretche–, es “todo tiempo pasado fue mejor”. Todo tiempo pasado fue eso y solamente eso. Tiempo pasado. Pero la que viene a cuento de las disquisiciones futboleras que siguen es “las comparaciones son odiosas”. Las comparaciones tampoco son otra cosa más que comparaciones y, por lo tanto, no vendría mal un pequeño ejercicio respecto de la recientemente finalizada Copa de Europa y de la Copa América.
Si quien esto escribe toma los dos episodios con el mismo criterio con que va al cine, al teatro o a un recital, esto es desde el placer o el disgusto según el o los casos, en términos futboleros hubo más placer, o, por lo menos, disgusto en el torneo sudamericano.
Quizás esto tenga que ver con las expectativas. Se esperaba muchísimo más de los europeos –no por las supuestas “sorpresas” en cuanto a los resultados, sino por el nivel de juego–, mientras que la Copa América no le escapó demasiado a lo que podía suponerse.
La continuidad en la aptitud y en la actitud de México quizá sea lo que más gratifica, así como el sobresaliente desempeño de la Selección Argentina contra Ecuador. Algunos buenos ratos de Brasil, momentos atractivos de Perú-Colombia, mejor trato de la pelota en general que los europeos y, de parte de casi todos los sudamericanos, menos mezquindad que aquéllos, avalan cierto mayor disfrute de lo que se está jugando en Perú respecto de lo que ya se jugó en Portugal. Los eventuales resultados entre europeos y sudamericanos pasan por otro lado.