Dom 01.08.2004

DEPORTES

El fútbol de Chechenia va en busca del primer mundo

Terek Grozny es el equipo que participará por primera vez en la Copa UEFA, el segundo torneo más importante de Europa. Ahora los rusos miran con desconfianza este surgimiento de su rival político.

Un equipo de fútbol será el encargado de representar el sentimiento nacional de un pueblo, que desde hace años soporta una guerra fratricida donde se mezclan el fervor religioso y los deseos de autodeterminación. Se trata de Terek Grozny, de Chechenia, que tras conquistar la Copa Rusia, por primera vez en su historia, obtuvo el derecho de jugar en la próxima edición de la Copa UEFA. Si bien las autoridades rusas felicitaron al club por la obtención de este logro, temen que cuando tenga que competir en el ámbito europeo se convierta en un elemento de propaganda en favor de la causa independentista que persiguen los separatistas chechenos. Los habitantes de esta castigada república ven a Terek como una posibilidad de tomarse una revancha tras años de ocupación dirigida por el gobierno de Moscú.
“Chechenia va a representar a Rusia en Europa”, tituló el diario digital Gazeta.Ru, haciéndose eco de la frase más comentada en la comunidad chechena moscovita, que el pasado 29 de mayo reunió en el estadio del Lokomotiv de Moscú a más de 5000 seguidores, que presenciaron la victoria de Terek sobre Kryeyla Sovietov por 1-0. Desde entonces, surgió una verdadera pasión por el fútbol en la castigada Chechenia. Y es que por primera vez un equipo de la región de Cáucaso jugará una competencia europea. Pero quienes celebraron el éxito con mayor alegría fueron los miembros de la diáspora chechena en Moscú: cerca de 100 mil personas que vieron en el triunfo un consuelo por las muchas humillaciones de que son objeto por parte de la policía, los ultranacionalistas y el recelo popular en esta ciudad, sacudida cada tanto por algún atentado terrorista que lleva el sesgo de los separatistas de esta república rebelde, que pretende transformarse en un estado islámico.
Lo curioso es que Terek, que no tiene estadio propio y la mayoría de cuyos jugadores no pertenece a la etnia chechena, es disputado por los dos bandos en pugna de este conflicto. El gobierno de Putin –presidente ruso– lo presenta como un símbolo del renacer de Chechenia luego de la guerra; en cambio, la resistencia quiere exhibirlo como un emblema de una lucha que está muy lejos de concluir. En el medio, los jugadores tratan de salir bien parados de esta encrucijada.
Andrei Fedkov, autor del tanto que le permitió al Terek alcanzar el campeonato en el último minuto, reconoció que el equipo es prenda de una disputa, pero aseguró que “jugar al fútbol” es lo único que les preocupa a los futbolistas de este club caucásico. “Por supuesto que sentimos la presión política que viene tanto de un lado como del otro. Pero nosotros sólo nos preocupamos por jugar y poner al Terek en lo más alto. Vamos a representar a Chechenia en Europa y eso es lo que verdaderamente importa”, manifestó un cauto Fedkov, días después de la obtención de la Copa Rusa.
En cuanto a lo futbolístico, la prensa rusa coincide en mostrar al Terek como un equipo duro, que si bien tiene jugadores que tratan bien la pelota, se distingue por su orden táctico y su resistencia. Los integrantes del plantel del Terek tienen además un promedio de 30 años de edad y son todos veteranos.
Chechenia sigue en guerra y salieron a la calle para entonar cánticos en honor al jugador –de 32 años– Andrei Fedkov, quien dio la victoria al Terek al convertir el único gol del partido frente al Krylya Sovietov, el equipo que le disputaba la final en el estadio Lokomotiv de Moscú.
“Fundado en 1958, el Terek Grozny recibió ese nombre en honor del río que cruza la ciudad, y que antaño fue la frontera natural entre los cosacos del norte y los feroces montañeses caucasianos del sur. Tras la disolución de la URSS, se desató el caos y el terror en Chechenia a principios de los años noventa, pocos eran los equipos rivales que se atrevían a “bajar” a una región dominada por la violencia y los secuestros, donde los fusiles Kalashnikov sustituían en los partidos a las banderas de los hinchas.
Al estallar la primera guerra chechena, hace diez años, el Terek fue desafiliado por la Federación Rusa de Fútbol, y sólo en 2001, a pesar de que el segundo conflicto armado estaba ya en marcha, volvió a ser admitidoen la liga, esta vez amparado por el gobierno pro ruso instalado por el Kremlin en Grozny.
A pesar de este mecenazgo, los separatistas no han convertido al Terek en el objeto de su ira e incluso el “terrorista” más buscado por Moscú, Shamil Basayev, puede presumir que llegó a jugar en el equipo durante 1996-1999, los tres años en que Chechenia fue de facto independiente.
Pero aunque hay cerca de 82 equipos pequeños en la derruida Chechenia que podrían nutrir la plantilla del Terek, este equipo se ve obligado a jugar y tener su estadio en Piatigorsk, en la vecina república de Dagestán. Sin embargo, son muy pocos los chechenos que pueden viajar hasta esa ciudad a cientos de kilómetros de Grozny, debido a las decenas de controles militares rusos que convierten la ruta en una peligrosa odisea de detenciones, extorsiones e incluso desapariciones. La historia reciente del equipo tampoco está al margen del violento acontecer de la zona. Ajmad Kadirov, presidente de Chechenia y también del Terek, fue asesinado el pasado 9 de mayo en un atentado con bomba en el estadio Dínamo de Grozny. Su hijo Razmán, quien, además de ser ahora viceprimer ministro y hombre fuerte de la República, ha sucedido a su padre en la presidencia del Terek.
Dicen que el día que el Terek salió campeón no hubo combates en los alrededores de Grozny. Que separatistas y prorrusos festejaron juntos la obtención del título. Un milagro que sólo un deporte tan noble como el fútbol puede lograr.

Producción: Leonardo Castillo.

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