Mié 04.08.2004

DEPORTES  › GOLEO A LOS JAPONESES DE URAWA EN MANCHESTER. UN GOL DE PALERMO

Ya se ve la mano de Brindisi...

El título es chiste como el partido: Boca lo dominó sin problemas, pese a una desventaja inicial, y hasta el rubio delantero pudo marcar su primer tanto desde que regresó al club. Pero en la cancha hubo menos fútbol que ganas de luchar cada pelota.

La sonrisa de Miguel Brindisi en el Old Trafford lo decía todo. La tarde era espectacular, a pesar del mal tiempo: Boca, que había arrancado abajo en el marcador, por un innecesario penal de Abbondanzieri sobre el brasileño Emerson, iba a terminar goleando al Urawa Red Diamonds japonés por 5-2. Cabezazo de Martín Palermo para el empate; taco de Vargas para el segundo; gran zurdazo de Cangele para el tercero; caño de Carreño en la asistencia a Cagna para el cuarto; y centro limpio de Marinelli para la cabeza de Silvestre, en el quinto. Boca lidera así el cuadrangular con 8 puntos (tres por la victoria y cinco por los goles), seguido por el Manchester, con 4 (tras vencer 1-0 al PSV Eindhoven), los japoneses con dos y los holandeses, a los que enfrentará mañana, sin unidades.
La goleada ante un flojo rival, que apenas ofreció resistencia durante la primera etapa, fue justa para el equipo de Brindisi, que se encontró de golpe, a los dos minutos, perdiendo por un penal que Emerson remató sobre su derecha, con el arquero ya jugado a la otra punta. Boca, que estrenaba una nueva casaca –con la franja amarilla extendida hasta las mangas y unos toques modernistas en el cuello, como de cura, y el amarillo sobre los hombros–, no se lucía futbolísticamente. Intentaba llegar jugando, pero carecía de precisión y sentía la ausencia de creador, que por momentos intentaba cubrir Diego Cagna, demasiado lento en esa función.
Palermo se mostraba atento, tanto para bajarle la pelota a algún compañero como para conectar un centro de Cagna, en jugada de pelota parada, con buen cabezazo al segundo palo, que significó el empate y el primero del goleador desde su regreso. Otra vez Cagna, en jugada similar, puso un centro al área para que el colombiano Vargas, en el aire, conectara con un taco lindo y certero.
Poco fútbol entre los boquenses, pero buena disposición para pelear todas las pelotas y para ejercer la presión que terminó desorientando más al equipo japonés. Boca mandaba en el marcador y en el partido, mientras que el conjunto asiático, adelantado unos metros en el campo, apenas conseguía llegar con algo de peligrosidad.
Lo que siguió tras el descanso fue el resultado de una buena respuesta colectiva para asimilar los numerosos cambios implementados por Brindisi –entraron Carreño, Silvestre, Cardozo, Marinelli, César González y Boselli– y, por supuesto, para concretar. Inclinó el cuerpo Cangele y puso su zurdazo desde afuera del área en el ángulo del segundo palo, así como le pegan los que saben; eludió Carreño, con caño incluido, para, cabeza levantada, habilitar a Cagna que entraba a la carrera y puso su remate también al ángulo; y, cuando la goleada parecía querer aumentar, envió Marinelli un lindo centro a la cabeza de Silvestre, que no perdonó.
Todo era goleada y festejo boquense; en eso descontó Yokoyama, por el honor, que le dicen.

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