Mié 04.08.2004

DEPORTES  › OPINION

En la ruleta, a veces sale el cero

› Por Juan José Panno

El Pato Pastoriza vivía en Puerto Madero, tal vez para estar más cerca del casino del barquito. Le gustaba el escolaso, la ruleta. Era fiel a la primera docena, el Pato, y coronaba siempre el 5, que era el número con el que él se había coronado como crack en Independiente. Encima de todo, el 5 es colorado, como el color que pinta su historia, aunque la matizan el celeste y blanco de Racing y de la Selección Nacional.
Buen tipo, el Pato. Noble. Derecho. Era tan fiel a la primera docena como a los códigos del fútbol y del barrio, que por otra parte tienen muchos puntos en común. “Pastoriza cree que la táctica y la estrategia pasan por el asadito con el plantel”, le criticaron más de una vez los sanateros de la ciencia aplicada al fútbol. “Sólo puede dirigir a los parrilleros para ver si la carne sale jugosa, a punto o pasada”, le dispararon. Se reía el Pato y seguía en la suya, aplicando toda la psicología que se aprende en los vestuarios y en la calle, en las tardes de fútbol, las noches de vino y las mañanas de volver a empezar para pelearla desde abajo.
“En el fútbol, dos más dos es siete y a veces cuatro”, decía el Pato. Los jugadores siempre le creyeron porque lo sabían uno de ellos y porque sospechan de qué lado iba a estar a la hora de tener que enfrentar a las barras bravas o a los dirigentes. Un centenar de ellos estuvo ayer en su entierro, en Rosario. El despótico Gil y Gil supo de un tipo digno que pegó el portazo en la primera de cambio, resignando las pesetas fuertes del Atlético Madrid.
Luchador el Pato desde su lugar de secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados, casi desde el parto de la entidad. Los futboleros veteranos recuerdan un gol que le hizo a River en el Monumental, cuando los jugadores de Independiente, que volvían de una huelga tremenda por el Estatuto del Futbolista, se enfrentaron con los pibes de River que habían carnereado esa misma huelga bajo la presión de los dirigentes. Iban 2 a 2 y en el minuto 43 del segundo tiempo hubo un tiro libre para Independiente, en el arco de Figueroa Alcorta, sobre la izquierda del ataque, cinco metros fuera del área. El Pato metió un chanfle espectacular que colgó la pelota del ángulo derecho de Barisio. Todos los que estaban a favor de la pelea de los futbolistas gritaron aquel gol tanto como el hincha más fana de Independiente. El Pato, que jugó 237 partidos y metió 34 goles, terminó su carrera en el Monaco porque aquí no le daban espacio.
Como DT ganó 3 campeonatos locales, una Libertadores y una Intercontinental, armando equipos con una premisa sencilla: “Entender esto como un juego y desde ahí buscar los resultados”. Lo intentó en todos los equipos que dirigió, además de Independiente: Boca, Racing, Talleres, Chacarita, Gremio, Fluminense, Millonarios, Bolívar, Atlético Madrid y las selecciones de El Salvador y Venezuela. En enero de este año, en un reportaje que le hizo para Clarín, el colega Daniel Lagares le preguntó por el infarto que había sufrido y respondió el Pato: “... y bueno, es el destino, creo que está marcado. Por eso sigo fumando y no debería. Nadie debe fumar, pero esto de la vida es un plazo fijo que nadie te renueva”. Es cierto, en la ruleta a veces sale el cero. Un número de mierda.

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