Vie 10.09.2004

DEPORTES  › OPINION

¡Cómo leyó el partido!

› Por Ariel Greco

Durante la Copa América y los Juegos Olímpicos, uno de los mensajes mediáticos más escuchados fue el que le restaba importancia a los méritos del equipo de Bielsa porque ambos torneos eran una competencia menor. Derechos televisivos mediante, la Recopa Sudamericana –ese título que se juega entre el campeón de la Libertadores, que ya no es campeón, y el de la Sudamericana; que estuvo años sin disputarse, y que otras veces se definió con un encuentro de otra copa– sí se transformó en un trofeo relevante. Tanto que se la vendía como el posible primer gran título de Boca bajo la conducción de Miguel Brindisi, casualmente ex panelista de la cadena que transmitía el partido.
Lejos de ese gran objetivo buscado, la presentación del conjunto de Brindisi en Miami estuvo muy cercana al papelón. No porque ante un rival tan menor como los que se minimizaban cuando la Selección los goleaba, el equipo haya sido incapaz de dar más de tres pases seguidos –no vale considerar el cuarto a un bochazo frontal que Palermo alcanza a cabecear–. De última, jugar mal le cabe a cualquiera. Pero lo grave del Boca de Brindisi tiene que ver con la actitud con la que afrontó el compromiso ante el Cienciano.
El primer problema es que Carlos Tevez haya estado presente en Fort Laudardale. Tal vez en esa decisión haya influido la trascendencia que tomaba la Recopa con la presencia del goleador olímpico. Y seguro que no se tuvo en cuenta que venía de jugar 7 partidos en 19 días, entre ellos uno 72 horas antes en Lima, y que había compartido medio entrenamiento con sus compañeros bajo las órdenes del nuevo técnico. Pese a todo, como si se tratara del mesías, y contradiciendo todos los discursos de las prácticas en la semana o los trabajos tácticos, Tevez estuvo los noventa minutos en el campo de juego y pateó un penal, incluso golpeado, mientras Cangele se cansaba de calentar a un costado.
Ya durante el juego, Brindisi intentó meter mano. Así, Ledesma fue ocho, Ledesma fue doble cinco, Ledesma fue otra vez por afuera, hasta que Ledesma salió para que entrara Matellán. Como cuando trabajaba en TV y movía las fichitas en un pizarrón, el técnico cambió los esquemas, pero lo malo es que en medio de tantas variantes, ninguna apuntó a tratar de jugar, aunque sea un poquito, más allá de que el comentarista lo elogiaba: “¡Cómo leyó el partido Brindisi!”. Lo bueno para Boca será que Brindisi se dé cuenta de que dirige al equipo y que ya no trabaja para la tele.

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