DEPORTES
› A 30 AÑOS DE GALINDEZ-HUTCHINS
Una tórrida noche de Luna
Por Daniel Guiñazú
En el almanaque del boxeo argentino, la fecha 7 de diciembre está marcada con los trazos rojos de la sangre y el valor. Un día como hoy, hace 30 años, en un Luna Park repleto y excitado, Víctor Emilio Galíndez iniciaba su ciclo como campeón del mundo de los mediopesados, uno de los más populares y reconocidos de la historia. En una pelea dramática, como la mayoría de las que protagonizó, derrotaba por abandono en el 13º round al estadounidense Len Hutchins, ganaba por primera vez la corona mundial y se convertía en el primer argentino que lograba el título en el estadio de Corrientes y Bouchard.
Galíndez obtuvo esa chance luego de dos años de intensas gestiones por parte de Tito Lectoure. Eran otros tiempos, otra fortaleza del peso ante el dólar lo que le posibilitó al promotor traer boxeadores expertos para foguearlo. Pero, además, Víctor había emergido como el mejor mediopesado argentino en un momento supremo para la categoría: coincidían Avenamar Peralta, Jorge “Aconcagua” Ahumada, Juan “Mendoza” Aguilar (a quien Galíndez enfrentó siete veces) y Pedro Rimovsky. Con ese sustento inmejorable, tan distinto del de los boxeadores de hoy, Galíndez subió al ring del Luna en la tórrida noche del 7 de diciembre de 1974.
La única ventaja que dio fue física. Poco antes había sufrido en Morón un accidente automovilístico que le dejó una importante lesión en su tobillo derecho. Lectoure le ofreció la postergación. Pero Galíndez no quiso que la oportunidad pasara de largo. Apretando los dientes, guapeando, sobreponiéndose al dolor, herido en la ceja derecha, le dio una paliza al pobre Hutchins que duele de sólo recordarla. Lo corrió a golpes por todo el cuadrilátero, y lo derribó en los rounds 1º, 2º, 4º, 8º y 12º. En el 13º, Hutchins, demolido, más allá del límite de sus fuerzas, no salió a pelear. En ese mismo instante, Galíndez levantaba sus brazos y daba comienzo un ciclo inolvidable para el boxeo argentino.