Mié 22.12.2004

DEPORTES

Los pibes precisan formarse más antes de debutar en la Primera

Para Carlos Aimar, otro de los técnicos que escribe en esta serie de notas, el problema es la inexperiencia de los futbolistas.

Por Carlos Aimar

El último torneo Apertura debe haber sido el más parejo desde la instauración de los campeonatos cortos. Si bien creo que el juego no fue diferente al de certámenes pasados, estamos asistiendo actualmente a un fenómeno nuevo, que se puede llegar a repetir todos los años: equipos conformados con jugadores cada vez más jóvenes que llegan a Primera sin completar el período de formación que necesitan para convertirse en profesionales.
Lamentablemente, creo que se trata de una tendencia que tiende a consolidarse. Y esto se debe a que muchos futbolistas dejan el país demasiado jóvenes, en función de las urgencias económicas que padecen los clubes. Así nos encontramos con planteles que poseen un promedio de 22 o 23 años y cuentan con el refuerzo de uno o más veteranos que se encargan de aportar algo de experiencia. Newell’s, el último campeón del Apertura, fue un muestra de todo esto.
Por ahora contamos con una ventaja –pero es difícil vaticinar hasta cuándo se prolongará– y es que el nivel de competencia de nuestros futbolistas sigue siendo muy bueno, diría que superlativo, en función de todos los condicionantes económicos que existen. Por algo siguen viniendo desde Europa y otros países a buscar jugadores argentinos.
¿Pero hasta cuándo podrá mantenerse el nivel atractivo de nuestros campeonatos si la sangría no se detiene? Es muy difícil determinarlo pero, por lo pronto, creo que debería tomarse una serie de medidas que corrija esta situación.
En principio, me parece que un jugador no debiera ser transferido si antes no completa un mínimo de 50 o 60 partidos en Primera. Creo que ese es el plazo mínimo ideal que se necesita para formar a un jugador. Eso hoy no se respeta. Y por cada joven futbolista que deja nuestro país sin completar esta etapa, se sube a la Primera otro que ni siquiera jugó diez partidos en la Reserva.
Todo esto, en definitiva, termina por resentir el nivel de la competencia local. Sé que es muy difícil imponer esto a través de una disposición o una ley, sobre todo por la situación financiera que viven los clubes. Pero entonces debemos ser conscientes del contexto en el cual estamos parados y no quejarnos si después cuando vamos a la cancha no nos conforma lo que vemos.
Hace unos días, en esta misma serie, mi amigo Carlos Griguol afirmó que un jugador debiera estar preparado para jugar en tres puestos distintos antes de debutar como profesional. Coincido con esta visión y digo que eso no se cumple. Los pibes terminan su período de formación después cuando debutan en Primera, y cuando por fin lo consiguen se van al exterior.
Existe en el fútbol una vieja máxima que sostiene que “los pibes ganan partidos, pero que si se quiere lograr un título, lo ideal es contar con jugadores de experiencia”. Estoy de acuerdo con ello, pero digo además que, si queremos un fútbol de alta competencia, tenemos que tener futbolistas experimentados. Después no nos quejemos.

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