Si la FIFA le echó el ojo al fútbol callejero –como ya lo hizo hace un tiempo con el de salón, al que rebautizó futsal– es porque algún filón encontró. Sin embargo, esta especialidad que tendrá su propio mundial el año próximo en Alemania –en paralelo con el otro, donde Ronaldinho y sus compañeros defenderán el título ganado en 2002– no nació para ser un negocio. Más bien, guarda relación con el Año Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, tal como declaró la ONU a este 2005 que ya consumió sus dos primeros meses. En la Argentina, la Fundación Defensores del Chaco con sede en la localidad de Moreno se familiarizó con la idea del juego sobre adoquines o asfalto y consiguió valiosos resultados. No tanto por los triunfos, aunque sí porque logró reducir la violencia a la nada bajo reglas muy peculiares.
No es que la calle haya recuperado terreno o que, ante la falta de potreros, se avecine un regreso a las fuentes. La calle, para gente como la que trabaja con chicos y no hace del fair play una consigna hueca, significa un espacio abierto y público. La FIFA y varias organizaciones internacionales, por su parte, entendieron que el Mundial de Fútbol Callejero era una idea que merecía respaldarse. Y hasta garantizaron que sus imágenes serán proyectadas en los mismos estadios donde se jugará el otro, el mundial que atraerá tantos billetes como millones de televidentes.
Mientras tanto, en Defensores del Chaco, una entidad con fuerte presencia social en la zona oeste, difunden qué hay más allá de una pelota que pica sobre la calle. Por empezar, los equipos que se enfrentan en esta especialidad son mixtos. Traspasan ese territorio exclusivo donde siempre dominaron los hombres, dueños absolutos de una cortada o el adoquinado gastado y desparejo. Además, en los partidos no hay árbitros. Son los jugadores quienes ponen las reglas y, a lo sumo, cuentan con la figura de un coordinador que intervendrá sólo si se presenta un conflicto.
Hay un dato adicional que hace del fútbol callejero un espacio de cierto culto hacia el juego limpio. Una vez finalizado el tiempo reglamentario, se distribuyen puntos entre los equipos tomando en cuenta si acataron las reglas, si hubo buen comportamiento. En la fundación de Moreno, que trabaja con menores en riesgo, se trata de aprovechar la actividad como medio de integración social. Y vaya si alcanzaron la meta.
Entre el 27 de enero y el 6 de este mes, Defensores del Chaco participó del Encuentro Internacional de Fútbol por la Paz que se desarrolló en Medellín, Colombia. Veinte equipos locales y otros de Alemania, Ecuador y hasta de Ruanda, estuvieron allí. En la final, los argentinos superaron al San Javier colombiano por 1-0 y el gol lo marcó una chica. Cada formación mixta tuvo como mínimo a dos mujeres. Según los representantes de nuestro país, con experiencias como ésa “se busca que los participantes trabajen en equipo, con espíritu solidario y valorando siempre la amistad y la recreación colectiva”.
En noviembre próximo habrá un encuentro de equipos sudamericanos en Buenos Aires, como preparación para el Mundial 2006. Defensores del Chaco ya tiene una trayectoria basada en el respeto a ultranza del rival y la desarrolló en la denominada Liga de Fútbol por la Tolerancia que se disputa en Las Tunas y Paso del Rey, donde la violencia en el fútbol se redujo a índices envidiables.
Por lo pronto, el próximo mundial cuenta con el apoyo del Ministerio de la Juventud alemán, del Consejo Internacional de la Ciencia y el Deporte, y el British Council de Alemania puso a disposición del evento su programa “Dreams + Teams”. A los jóvenes que organizarán un torneo con reglas tan curiosas como propias y todo el marketing de la FIFA detrás, se los capacitará y también se encuadrará al Mundial de Fútbol Callejero dentrodel Programa Cultural de la Copa. La Copa que Argentina intentará recuperar, aunque sin mujeres, con árbitro y jugando sobre el césped.