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¿Está caduco el fútbol lírico?
Por Diego Bonadeo
Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau. Boyé, Corcuera, Sarlanga, Severino Varela y Sánchez. Canavery, Lalín, Ravaschino, Seoane y Orsi. Imbelloni, Farro, Pontoni, Martino y Silva. Lauri, Scopelli, Zozaya, Nolo Ferreyra y Guaita. Salvini, Tucho Méndez, Bravo, Simes y Sued. Heisecke, Scliar, Ferraro, Bermúdez y Fernández. Pessarini, Coll, De Luca, Campana y Busico. Delanteras de River, Boca, Independiente, San Lorenzo, Estudiantes de La Plata, Racing, Vélez y Chacarita, que quien esto escribe y quizá algún veterano contemporáneo se animan a recitar de memoria sin recurrir a estadísticas ni papeles viejos. Como Jairzinho, Clodoaldo, Tostao, Pelé y Rivelinho, que no era “delantera” pero fueron cinco de los emblemáticos del Brasil, campeón del mundo en México 1970.
Mientras los mensajeros de la menesterosidad presagian apocalipsis diversos para el fútbol con frases como “jugamos el fútbol que le gusta a la gente y así nos fue...” (Julio Falcioni, ex arquero que no juega, pero sigue siendo el técnico de Independiente después del 0-3 con Gimnasia) o “el fútbol lírico está caduco” (también Falcioni dixit), el hombre de marras, con el gesto adusto, el entrecejo fruncido, vestido casi siempre de negro como para presumir seriedad, con el perfil ideal para la cámara de piso de Torneos y Competencias, parece estar diciendo –sin decir– “éste es un trabajo serio y al Kun Agüero lo pongo porque si no la gente se me viene encima. Pero hay que controlarlo... demasiada gambeta... demasiado quiebre de cintura... a ver si todavía se le ocurre empezar a tirar rabonas...”.
A raíz del partido por las eliminatorias que Brasil le ganó 5-0 a Chile sin Ronaldinho, Tostao, uno de los emblemáticos del ’70, tras elogiar al equipo, se planteó la disyuntiva que solamente los precavidos podrán plantearse cuando el genio dientudo de Barcelona esté para jugar en la selección. Pero para Tostao, que sabe de qué se trata, no hay disyuntiva, alcanza sólo con Emerson como volante de marca; total, con –por ejemplo— Robinho, Kaká, Ronaldo, Ronaldinho y Adriano la pelota será de los brasileños casi siempre. Entonces, viendo la sonrisa semipermanente de Ronaldinho, quizá Falcioni piense y diga que el fútbol no es un trabajo tan serio como supone, y el Kun Agüero podrá seguir jugando sin controles el fútbol que le gusta a la gente.