El partido entre Francia y Senegal, que mañana a las 8.30 abrirá el Mundial de Japón y Corea, el primero del siglo XXI –después de la ceremonia inaugural en el Estadio Nacional de Seúl, que comienza a las 6 y televisarán América y Canal 7– estará marcado por la ausencia del centrocampista francés Zinedine Zidane, elevado a la categoría de gran estrella de una competición que nacerá huérfana. La baja del 10 de los campeones del mundo centra toda la atención de un encuentro entre dos selecciones con objetivos bien diferentes, que comparten años de historia e innumerables relaciones futbolísticas.
Mientras que los “bleus” tratarán de poner la primera piedra de la renovación del título conquistado en su propia tierra hace cuatro años, los “leones” senegaleses no descartan dar la sorpresa en su primera participación en un mundial, en el que debutarán contra la que fuera su metrópoli, y que acoge en su liga a la mayoría de los senegaleses.
Pero este partido cargado de símbolos, definido por Michel Platini como un encuentro entre “futbolistas franceses que no juegan en Francia contra futbolistas no franceses que juegan en Francia”, adolecerá de la ausencia del hombre que centra todas las miradas en las últimas semanas.
Autor del golazo que le dio al Real Madrid su novena final de la Liga de Campeones, Zidane estaba llamado a ser el símbolo del Mundial del Extremo Oriente. La rotura fibrilar que Zizou se provocó en el amistoso que Francia jugó el pasado sábado contra Corea ha marcado la actualidad de los “bleus”, que estudian la forma de ganar sin su estrella.
Tanto los jugadores como el entrenador, Roger Lemerre, coinciden en señalar que, huérfano de su número 10, el equipo se resentirá, pero también afirman que los campeones del mundo y de Europa tienen calidad suficiente para repetir la victoria.
“Con Zidane somos más fuertes, eso es seguro, pero no podemos hacer nada y el objetivo es el mismo. Vamos a ganar sin él”, aseguró el centrocampista Patrick Vieira, que en el partido inaugural jugará contra el país del que es originario. Nacido en Dakar, Vieira es una de las piezas clave del equipo francés, y dijo que el encuentro contra Senegal será “un momento excitante” y deseó suerte a sus hermanos de sangre “después del partido inaugural”.
Bixente Lizarazu también lamentó la ausencia de Zidane, pero destacó que “Francia tiene un gran nivel y jugadores de calidad individual” como para ganar sin él.
A Roger Lemerre le corresponde la tarea de sustituir a su “insustituible” número 10, para lo que podría cambiar el sistema táctico que utiliza desde 1994 y dar entrada a un nuevo centrocampista defensivo. Si sigue fiel a su credo futbolístico, colocará a otro hombre en el puesto de Zidane, para el que surgen tres candidatos: Yuri Djorkaeff, que aportaría experiencia, Christophe Dugarry, que ya ocupó esta posición y fue alabado por Lemerre, y Johan Micoud, falto de integración en el grupo. Senegal continúa alimentando las esperanzas de dar una sorpresa. “Es un equipo competitivo. Los jugadores africanos son fuertes físicamente y tienen una buena técnica, pero, como de costumbre, necesitan un poco de disciplina”, aseguró Bruno Metsu, el entrenador de Senegal, de nacionalidad francesa: otro guiño que la casualidad le hace a este partido.