El 2006 transcurre a toda velocidad en la vida de River. Un día después de que Reinaldo Merlo decidió abandonar la dirección técnica del plantel, el club presentó ayer a su reemplazante, Daniel Alberto Passarella. Después de 12 años, el ex defensor volverá a conducir al equipo en medio de un clima tenso, que podría desembocar en la partida del capitán Marcelo Gallardo, señalado como el principal responsable del alejamiento de Merlo. Mientras Passarella asumía en el Salón de Honor del estadio Monumental, Gallardo estaba en Mar del Plata muy desanimado por lo sucedido y con la firme decisión de dejar el club: se mencionaron como destinos posibles del jugador México y Rusia.

La sorpresiva renuncia de Merlo provocó malestar en los dirigentes, que debieron resolver rápidamente el acuerdo con Passarella. Precisamente, acompañando al técnico estuvo el presidente de River, José María Aguilar, quien exhibió seriedad absoluta durante la conferencia de prensa. “Nos sorprendió y nos dolió la salida de Merlo. Hablé con él el lunes a las 9 y traté de que revirtiera su decisión. Para mí no es usual una renuncia a las cuatro de la mañana. Ahora es fácil construir historias, y parece que los que se van son buenos y héroes, y los que nos quedamos somos malos”, explicó Aguilar en su primera intervención.

A esa altura, la asunción de Passarella había quedado en segundo plano y las consultas sobre lo que había sucedido con Merlo fueron el punto principal de la charla. “No estoy molesto ni con Merlo ni con Gallardo, aprendí a no molestarme desde que soy presidente del club”, remarcó Aguilar. Y aclaró: “Nosotros podemos ser los reyes de la desprolijidad, pero no esperábamos esta resolución a ocho días del inicio de la pretemporada. Allá había un vocal titular (Norberto Alvarez) acompañando al equipo. Igualmente, todo lo que sucede aquí es responsabilidad del presidente”.

Aguilar fue más allá y relató parte de su diálogo con el ex entrenador. “Merlo me contó lo que él expresó, y me dijo que era más fácil que se fuera él y no 30 jugadores. Yo le respondí que echara a los 30 jugadores, más respaldo que ése no conozco. Acá la conducción consiste en generar liderazgo, pero ya lo hablaré personalmente con él.”

En relación con Gallardo, el dirigente dialogará con el jugador hoy en Mar del Plata, y ahí se decidirá el futuro del futbolista. Más allá de que intenten convencerlo, Gallardo ya tendría definida su partida. El volante quedó muy golpeado por lo que desencadenó, y pretende no quedar expuesto ante el público de River. El mismo lunes recibió algunos insultos cuando el equipo se dirigía al entrenamiento en la ciudad balnearia.

Passarella asumirá junto a Alejandro Sabella y Héctor Pitarch como ayudantes, y con Alejandro Kohan como preparador físico. El debut será nada menos que ante Boca, el próximo sábado. “Estoy contento y emocionado, desde el ‘98 siempre soñé con volver a River. Lo hago por lo afectivo”, indicó el nuevo técnico. Respecto de la situación en la que le tocó llegar, Passarella señaló que no tiene “conocimiento de lo que ocurrió, tengo que esperar unos días para conocer la intimidad”. Con camisa clara a rayas y pantalón azul, Passarella fue recibido con aplausos y voces de aliento.

Sobre posibles refuerzos, Passarella dijo que “hay tratativas por jugadores, estamos evaluando y tratamos de equivocarnos lo menos posible”. En ese sentido se confirmó que no llegará Ariel Ortega, y que Lucas Pusineri firmaría hoy su vínculo, luego de la revisión médica. También se confirmó que Horacio Ameli no se sumará al resto de sus compañeros y desembarcaría en Colón, desde donde llegaría Esteban Fuertes. Passarella reconoció que no salió de él una frase publicada ayer en un matutino: ‘Con lo que hay gano todo’, y remarcó que la Copa Libertadores “es una cuenta pendiente, porque nunca la pude ganar”.

El nuevo entrenador también destacó que hablará con Merlo para interiorizarse un poco más sobre los jugadores, y que recién se reunió con los directivos cuando supo que la determinación de Merlo era irreversible. Las únicas risas se produjeron al final de la conferencia, cuando Passarella explicó que no habrá problema con los jugadores que quieran lucir el pelo largo. Esa fue la única distensión de un River que hasta ahora sólo acumula broncas.