Vie 13.01.2006

DEPORTES

Tuvo que devolver hasta el celular

Finalmente, Carlos Bianchi fue despedido por el Atlético de Madrid, tras ocho partidos sin ganar. Una nueva frustración en Europa.

La nueva experiencia europea de Carlos Bianchi volvió a resultar frustrante. Tal como le había sucedido en Roma, en España al ex entrenador de Vélez y Boca tampoco lo acompañaron los resultados, por lo que la dirigencia del Atlético de Madrid decidió su despido, aunque formalmente no está definida la manera en que se producirá la rescisión del contrato. Entre hoy y mañana, la directiva madrileña se volverá a reunir con el técnico para resolver el monto con el que lo indemnizará.

Ocho partidos sin ganar, la bronca de los hinchas, una mala relación con la prensa y la desconfianza de la mayoría del plantel se conjugaron para que la dirigencia del equipo madrileño resolviera la destitución de Bianchi, por más que el entrenador argentino siguiera sosteniendo que no pensaba irse, confiando en revertir la situación. Por eso, la caída como local ante Zaragoza en el partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey sirvió de detonante para el abrupto final. “Bianchi, cabrón, fuera del Calderón”, gritaron los fanáticos del equipo durante ese encuentro, hecho que terminó de convencer al presidente del club, Enrique Cerezo, de la necesidad del cambio. Y así lo resolvió en una reunión de urgencia que mantuvo con el consejero delegado, Miguel Angel Gil, el director deportivo, Toni Muñoz, y el propio ex entrenador.

“En el mundo del fútbol mandan los resultados y aquí, lamentablemente, no ha habido resultados”, expresó ayer Cerezo durante la conferencia de prensa que anunció la destitución. De esa forma, intentó justificar la salida de Bianchi. “Hicimos todo lo posible para hacer un gran equipo. Desgraciadamente, no pudo ser así. Por eso llegamos a un acuerdo para la rescisión de su contrato. Es más fácil que uno pague, antes que hacer un equipo completamente nuevo a mitad de temporada”, indicó el presidente rojiblanco. Lo concreto es que Bianchi tiene un convenio por dos años, de casi tres millones anuales, y se estima que cobrará casi su totalidad.

La llegada de Bianchi a Madrid había despertado una gran expectativa, teniendo en cuenta las malas campañas que arrastraba el equipo. Sin embargo, los pobres resultados cosechados determinaron que los hinchas mostraran su fastidio hacia Bianchi y que la prensa lo cuestionara. Tampoco ayudó demasiado una declaración del técnico, que en una conferencia de prensa sostuvo que notaba que los jugadores no captaban su idea, pero quería entender que los futbolistas españoles no podían ser “menos inteligentes” que los argentinos, quienes sí habían comprendido su mensaje en su paso por Vélez y Boca.

Lo cierto es que tras esas declaraciones, lejos del objetivo de tocar el orgullo de sus jugadores, para Bianchi resultó el inicio del fin. El equipo no volvió a ganar (el último triunfo fue ante el Alcoyano, el 9 de noviembre), sumó ocho partidos seguidos sin triunfos y quedó duodécimo en la tabla de posiciones, a diez puntos de alcanzar la zona de copas europeas y apenas cuatro por encima de la zona del descenso. Además, con la derrota como local ante Zaragoza está casi eliminado de la Copa del Rey. “Veíamos que no tenía reacción en el campo, por lo que el club tomó la decisión de concluir el contrato con Bianchi, quien como técnico era el máximo responsable de sacar rendimiento al plantel”, aseguró Muñoz.

Para Bianchi, ésta fue la tercera experiencia en Europa y los resultados nuevamente no se dieron como pretendía. El ex centrodelantero arrancó su carrera como entrenador en Francia, sin demasiado suceso. Recién tras su exitoso paso por Vélez comenzó a ser reconocido, lo que le valió su llegada a la Roma para la temporada 96/97. En el conjunto italiano no cumplió una buena campaña y fue despedido antes de que finalizara el primero de sus dos años de contrato. Tras ese fracaso, luego del Mundial ‘98 se incorporó a Boca, donde logró todos los títulos posibles en dos períodos diferentes. Luego de su sorpresiva salida tras la caída en la final de la Libertadores ante Once Caldas en 2004, Bianchi no había dirigido hasta esta nueva incursión por Europa. Pero nuevamente no le fue bien. Seguramente, ahora se tomará vacaciones y hasta después del Mundial no regresará a dirigir. Algunos allegados cercanos aseguran, inclusive, que será difícil que se vuelva a sentar en un banco de suplentes.

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