DEPORTES › BANFIELD SE IMPUSO 2-0 A LANUS CON GOLES DE LUJAMBIO Y SAND
El equipo de Leeb mostró su oficio para gozar con un festejo para el recuerdo: se quedó con el clásico, le rompió a su rival la racha invicta y le impidió llegar a la punta. Al Granate le pesó mucho la responsabilidad.
Apoyado en el oficio adquirido en los últimos años, Banfield se dio uno de esos gustos que se disfrutan por mucho tiempo: le ganó 2-0 el clásico del Sur a Lanús, le quitó el invicto que el conjunto dirigido por Ramón Cabrero ostentaba en el Clausura en su estadio –donde había ganado sus seis encuentros– y, como si fuera poco, le arruinó la chance de quedar transitoriamente como único puntero del campeonato, a sólo cuatro fechas del final. Lujambio y Sand marcaron los goles para el equipo de Carlos Leeb, que con este triunfo quedó en zona de clasificación directa para la Copa Sudamericana.
Como la gran mayoría de los clásicos, la ansiedad y presión que tenían ambos conjuntos quedó en evidencia desde el inicio y, antes de que se jugaran los primeros 20 minutos, el arbitro Juan Pablo Pompei –de floja labor– ya le había mostrado tres tarjetas amarillas a los locales y otras dos a los visitante. En el inicio, Banfield manejaba mejor la pelota mientras que Lanús estaba muy errático. Si bien el conjunto local mejoró con el correr de los minutos su rendimiento, se adueñó de la pelota y generó algunas chances –una palomita de Gioda y un derechazo apenas desviado de Leto–, estaba bien claro que no se sentía a gusto con el planteo de Banfield, que consistía en bloquear las subidas por los costados de Aguirre y Leto con las marcas pegajosas de Santana y Leiva –una de las figuras–, respectivamente.
Bien tomados los generadores de juego locales, Banfield apostaba a salir rápido vía Dátolo, pero seguía sin llegar con claridad sobre el arco de Lanús, que ahora sufría en carne propia el planteo que un par de semanas atrás le dio tan buen resultado en la goleada 4-1 a River. A siete minutos del entretiempo, Lujambio le ganó la posición a Bossio en un corner y, de cabeza, desató el delirio de los visitantes que, sólo cinco minutos después, no entendían cómo Barraza se hacía expulsar por bajar a Lagos sin pelota, en un rápido contragolpe.
Cuando parecía que el empate de Lanús estaba al caer, Aguirre se tiró dentro del área y Pompei le sacó la segunda amarilla. Lanús siguió yendo, Lucchetti salvó el empate en tres ocasiones y, a cuatro del final, Sand definió el partido de arremetida. La tarde se cerró entonces con la desilusión de Lanús, al que pareció pesarle demasiado su inexperiencia, y con el goce del visitante, más acostumbrado a disputar partidos difíciles, al menos, en los últimos años.
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