Se presentó el gran candidato y dejó más dudas que certezas. Es cierto, ganó, pero un empate le hubiese quedado redondo al partido. Croacia le copó la mitad de la cancha (del lado de afuera también, ver aparte), le complicó el traslado a sus armadores, le anuló a los delanteros y, cuando se animó, le generó chances de peligro. Así y todo, a Brasil le alcanzó para ganar. Por eso, más allá de lo (poco) que mostró, la sensación que deja es que, cuando juegue a 220, al equipo de Parreira será muy difícil derrotarlo.

Ronaldo casi no tocó la pelota y apenas tuvo una buena intervención en el juego, con un remate que se fue apenas alto; Adriano completó un partido espantoso, siempre anticipado y a contramano del juego, y desperdició la única ocasión de que dispuso en el borde del área chica; Ronaldinho arrancó bien, pero terminó siendo improductivo y perdió casi siempre ante la defensa escalonada de los croatas. Con tres de los cuatro fantásticos anulados o autoanulados, a Brasil le tocó jugar el partido, no pudo sobrarlo. Entonces fue el tiempo de que apareciera Kaká, tanto para hacer jugar como para convertir. Y surgieron otras figuras, menos famosas y con menos marketing, pero que hasta convierten a Brasil en un equipo más temible: los centrales Lucio y Juan sostuvieron al equipo y Dida tapó tres o cuatro pelotas clave. Sí, ahora estos muchachos también tienen defensores.

En que Brasil no haya podido desarrollar su juego hay mucho mérito de los croatas. Con una línea de tres muy firme, que se devoró a Adriano y a Ronaldo, y con un mediocampo muy combativo, con dos volantes centrales y dos laterales que colaboraban con su defensa, el equipo cuadriculado cortó todos los caminos brasileños. Sólo le faltó algo de audacia para aprovechar las ventajas que Cafú otorgaba a sus espaldas. Tan parejo resultó el desarrollo que, más allá de tener más la pelota, Brasil apenas dominó con claridad un minuto en el juego. Suficiente como para que Roberto Carlos y Ronaldinho obligaran a Pletikosa a sacar dos pelotazos al corner y a que el lateral del Real Madrid probara de nuevo, aunque desviado.

Los tiros de larga distancia eran la única alternativa brasileña y así llegó el desequilibrio. Kaká, que un rato antes había probado de derecha, se acomodó y sacó un zurdazo al ángulo para convertir un nuevo golazo en esta Copa del Mundo, ya caracterizada, con menos de quince partidos, por ese tipo de conquistas.

Parecía que, destrabado el marcador, a Brasil se le facilitaría el trabajo a partir de los espacios que iban a tener que dejar los croatas con su adelantamiento. Pero los de Kranjcar no perdieron el orden, se animaron a juntarse más arriba y llegaron en varias ocasiones hasta Dida, que respondió siempre con acierto, en especial ante un remate cruzado de Prso y un derechazo recto de Babic. Sólo por el peso de sus individualidades, el equipo de Parreira generó chances para el segundo tanto, como un cabezazo de Ronaldinho que tapó el arquero o un toque de Adriano, tras una habilitación de Robinho, que se fue desviado.

No hubo tiempo para un heroico empate croata. Brasil mostró oficio y técnica para controlar los últimos minutos y minimizar las posibilidades de un sofocón. Así pasó el compromiso más difícil de la primera ronda apenas con un aprobado menos. Fue como ese alumno que se presentó a un examen sin estudiar e igual zafó. Por eso, cuando estudien, llámese cuando las figuras se enchufen, se verá un equipo temible. Claro, habrá que ver si se deciden a hacerlo.

1-BRASIL
Dida; Cafú, Lucio, Juan, Roberto Carlos; Emerson, Zé Roberto; Kaká, Ronaldinho; Ronaldo, Adriano.
DT: Carlos Parreira.
0- CROACIA
Pletikosa; Simic, R. Kovac, Simunic; Srna, Tudor, N. Kovac, Babic; Kranjcar; Klasnic, Prso.
DT: Zlatko Kranjcar.
Estadio: Olimpiastadion (Berlín).
Arbitro: Benito Archundia (México).
Gol: 43m Kaká (B).
Cambios: 40m Leko por N. Kovac (C); 56m Olic por Klasnic (C); 68m Robinho por Ronaldo (B).