Vie 16.06.2006

DEPORTES  › LA SELECCION ARGENTINA PUEDE CLASIFICARSE HOY PARA OCTAVOS DEL MUNDIAL

Para acabar con la maldición

Si el equipo de Pekerman vence a Serbia y Montenegro y Holanda hace lo mismo con Costa de Marfil, el equipo nacional habrá superado la fase inicial y borrado la desgraciada posibilidad de quedar eliminado en primera ronda.

Página/12 en Alemania
Por Juan José Panno


José Pekerman dio dos veces la formación del equipo. En la primera dijo que Argentina iba a jugar con los mismos que habían salido en el partido contra Costa de Marfil “con la única excepción de Lucho González que entra por Cambiasso”. En la segunda, a pedido de algunos colegas, nombró a los once como si estuviera escribiendo sus nombres en un pizarrón: “Abbondanzieri (pausa), Burdisso, Ayala, Heinze, Sorin (pausa), Lucho González, Mascherano, Maxi Rodríguez (pausa más larga), Riquelme (pausa) Saviola y Crespo”. Quedaba claro el dibujo táctico o el módulo, como también se dice ahora: 4-3-1-2.

Esa alineación estaba dentro de lo previsible, porque en las últimas prácticas el entrenador había parado a estos once en el equipo titular y le había dado a Cambiasso la pechera de los suplentes. Aquello de que “equipo que gana no se cambia” esta vez no funcionó. Es que, más allá de las declaraciones de ocasión, el técnico tampoco había quedado satisfecho con el rendimiento de sus dirigidos ante los africanos y empezó a mover algunas piezas.

La entrada de Lucho González puede interpretarse como un mensaje hacia adentro y hacia fuera: “Vamos al frente”, aunque en lo formal Pekerman no deja de mencionar la palabra “equilibrio” cada vez que se mete (aunque no lo hace muy seguido) en cuestiones tácticas. Que Lucho juegue desde el arranque implica que a Mascherano se le recargará la responsabilidad de la marcación, pero también que Riquelme se va a sentir más liberado para moverse suelto, como enganche y no tan volcado hacia la izquierda como lo hizo en el debut. Román suele asociarse muy bien con el volante de River que, por otra parte, puede asumir la conducción del equipo si es que al creador natural lo atrapan en la telaraña de marca doble y triple que, sin duda, van a tejer los rivales para interrumpir los circuitos ofensivos.

El cambio de Lucho por Cambia-sso también deja algún margen para el análisis del funcionamiento defensivo. Como los serbomontenegrinos van a atacar con poca gente, Sorin podrá despegarse un poco de su posición de lateral izquierdo para reforzar la contención por el medio al lado de Mascherano. El dibujo, en tal caso, variaría a 3-4-1-2. Descontando que con Burdisso, Ayala y Heinze alcanza y sobra para frenar las arremetidas de Kezman y Milosevic (o los que jueguen), se daría pelea en la superpoblada zona central.

El rival de hoy, que en el debut perdió 1-0 contra Holanda, especulará con el empate calculando que en la última fecha podrá esperar un triunfo propio contra Costa de Marfil y una derrota de Argentina contra Holanda para que entre a correr la diferencia de gol. Una caída lo dejaría sin ninguna chance y eso debe pesar muchísimo en el ánimo de todos. Según como se dé el partido, también para Argentina el empate puede resultar un buen negocio, pero –a priori– a nadie le cierra, ni aquí ni en ningún rincón de la Argentina, una igualdad.

Con los once que van salir a la cancha se puede presumir que las posibilidades de ganar son altísimas. Pero además de todo queda como reserva ecológica el aire puro que pueden aportar tanto Messi como Tevez. El delantero de Barcelona, que cada minuto que pasa juega mejor en la consideración general, se muere de ganas por entrar. El golpe en el empeine no parece un problema para impedir su ingreso, pero esto no indica que Pekerman le va a dar un lugar pase lo que pase. Si entra como bombero para apagar potenciales incendios (como ocurrió con Rooney en Inglaterra ayer) se estará contradiciendo la idea de cuidarlo y protegerlo. Por eso es más factible su ingreso con un marcador favorable. Lo de Tevez, un jugador más experimentado, es distinto.

El partido se jugará en Gelsenkirchen, una ciudad que no trae buenos recuerdos: allí perdió Argentina 4-0 contra Holanda en 1974, en una paliza memorable, aunque en otro estadio. Pasó hace demasiado tiempo, cuando casi ninguno de los jugadores que entrarán hoy a la cancha había nacido. Será a las 10 de la mañana en la Argentina. A la distancia es fácil imaginar que se parará el país.

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