Vie 16.06.2006

DEPORTES

DIARIO DE VIAJE

Por J. J. P.

Navegante no hay camino, se hace camino al andar... o también al tocar las teclas de la computadora que tiene el Volkswagen Passat, último modelo, que les dieron a los muchachos de la agencia EFE, el periodista Enrique Escande y el fotógrafo Leo Lavalle. Volvemos con ellos desde el estadio de Nuremberg hacia el centro y, como nadie conoce el camino, se recurre al ayudante de campo o de calle, por mejor decir. El aparatito, un sistema de ubicación satelital conocido como GPS, funciona así: se escribe la dirección en la que se está, se escribe la dirección a la cual se quiere llegar y después de unos segundos unas flechas empezarán a indicar sobre la pantalla el camino que conviene tomar, mientras una señorita informática, con voz hispánica, dice lo suyo y convierte la información en audiovisual. En la mayoría de los países centrales de Europa y en Estados Unidos el aparatejo, que incluye un CD con mapas de los lugares de interés del usuario, empieza a popularizarse. Los primeros en entrar en el mercado costaban casi 2 mil euros, pero han ido bajando notablemente. En la Argentina todavía no se consiguen con facilidad, aunque Renault ya anunció que hay cerca de 500 unidades de Clio 1.6 que están equipadas con el chiche.

Es recomendable seguir las instrucciones, claro. Si las flechas y la señorita indican que hay que doblar a la derecha y el chofer (supóngase que se trata de Escande) viene contando entusiasmado una anécdota del Mundial de Estados Unidos, se distrae y dobla a la izquierda, la señorita no se lo toma a mal. Simplemente indica cómo se debe hacer para retomar el camino correcto. En las calles redondas del Palermo más residencial o en Parque Chas, la muchacha enloquecería, seguramente.

La señorita tiene lo suyo y a veces sorprende. Dice, por ejemplo: “Prepárese para doblar a la izquierda”, y está muy bien. Luego dice: “Prepárese para doblar a la derecha”, y también está fenómeno, pero cuando dice “prepárese para seguir en línea recta”, desconcierta a todos. Acaso porque se ofendió con las carcajadas o acaso porque las computadoras muchas veces se tildan, de golpe la pantalla del Passat negro se quedó en blanco. Por suerte ocurrió muy cerca del centro y para llegar a destino lo único que hubo que hacer fue seguir a la caravana de ingleses que enfilaban hacia la calle principal para celebrar la victoria. Dicen que Pekerman se compró un GPS al que bautizó JPS para que Juan Pablo Sorin sepa que no debe aparecer en lugares extraños ni se salga de los carriles que corresponde. Pero seguro es un invento más de los periodistas.

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