Repite que se siente feliz. Asegura que disfruta de ser parte de esta Selección. Y afirma que no le importa que lo hayan elegido el mejor jugador del partido ante Serbia y Montenegro, porque lo único que le interesa es que “el equipo jugó bien”. Juan Román Riquelme está enfocado en que éste sea su Mundial, pero en todo momento prioriza el “nosotros” por encima del “yo”. “Disfruto más de darle el un pase-gol a un compañero que de un gol mío”, arranca el diálogo con Página/12 cuando los ecos de la soberbia actuación de la Selección ante Serbia y Montenegro todavía no se acallaron.

“Nosotros tenemos las cosas claras. Sabemos que no somos unos fenómenos por los goles que metimos contra Serbia ni que éramos un desastre hace unos partidos cuando las cosas no salían tan bien y muchos nos criticaban”, comenta Riquelme, que explica que la clave del rendimiento ante los serbios estuvo en la chance de imponer la idea que pretende Pekerman. “Se pudo cumplir lo que pide el técnico, que es tener el control de la pelota y manejarla. Eso es lo que valoramos”. Igualmente, el conductor de la Selección siente que todavía se puede levantar el rendimiento. “Ojalá que este encuentro no sea el mejor y que podamos seguir mejorando. Estamos muy contentos por el partido que hicimos porque nuestra intención era jugar así”.

Un tema recurrente en la charla con Riquelme es la felicidad. No pasan más de cinco frases hasta que el ex volante de Boca repite que es feliz. “Yo siempre me divierto y soy feliz. De entrada, ya tengo la suerte de ser futbolista. ¿Cuántas personas quisieran serlo? Y después, con todo lo que me pasa: Estar en la Selección, que la gente me quiera, poder hacer lo que me gusta. Por eso, cada vez que piso el césped soy feliz”, destaca una y otra vez. Su otro verbo de cabecera es disfrutar. Su manera de sentir el fútbol pasa mucho por allí y lo refleja en cada respuesta: “Disfrutamos de poder jugar un gran partido. Y estamos contentos que la gente también lo disfrutó mucho. Eso es lo que queremos”.

Se le recuerda que ya se superó lo realizado en el Mundial anterior, pero prefiere una salida elegante, sin aprovechar la ocasión para pasar alguna factura, e incluso, haciéndose cargo de un resultado que no fue propio. “Es feo comparar los dos mundiales, pero en el anterior, Argentina fue eliminada injustamente porque no tuvo suerte. Jugamos tres buenos partidos, pero el gol no se nos dio”, recuerda con detalle. Y además, marca que lo logrado hasta ahora, es sólo una parte del objetivo. “Estamos contentos porque nos clasificamos a la otra ronda, pero todavía no ganamos nada. No nos tenemos que confundir”, señala, en una frase que a esta altura y con la recurrencia que la utilizan los jugadores de la Selección, parece haberse moldeado en las horas de charla del plantel en el HerzogsPark. Pero más allá de lo repetitiva que suena, también parece internalizada y real. “Es la verdad, eso es lo que pensamos”, afirma Riquelme, que se asume con un inconformista: “Ojalá que siempre podamos mejorar, así la gente disfruta y nosotros también”. Es que en esta Selección, Román es feliz.