Su equipo dio la primera gran sorpresa del Mundial. Contra todos los pronósticos, Ghana superó a República Checa, que tan bien había impresionado en el debut. Sin embargo, para Ratomir Dujkovic, ya no hay un resultado futbolístico que lo sorprenda. Es que a este serbio, nacido en territorio actual de Croacia, su carrera en el fútbol le quitó toda su capacidad de asombro. Tras atajar en Estrella Roja y en Oviedo, el actual entrenador de Ghana inició su carrera como DT más como una búsqueda de aventuras que como un trabajo. Para comprobarlo, basta con repasar algunos datos de su curriculum.
Su primera experiencia lo llevó a Dubai en 1991, desde donde saltó a la selección de Venezuela, con la que participó en la Copa América de 1993 y en la Eliminatorias para el Mundial de Estados Unidos. El milagro, por entonces, de un triunfo sobre Ecuador y un empate ante Uruguay le engrosaron sus pergaminos. Claro que no mucho, sólo para conseguir un nuevo trabajo en el sudeste asiático, con la selección de Myanmar. Hace unos días, en una entrevista con el diario El País, valoraba aquellos días. “La experiencia con la selección de Myanmar fue enriquecedora, aprendí a entender una cultura y una forma de ver la vida diferente a todo lo que conocía. Hubiera seguido allí más tiempo, pero el país fue sancionado por motivos políticos y no tenía sentido continuar allí.” Pero no para seguir una trayectoria tranquila.
Tras pasar por su país, lo llamaron de la Federación de Ruanda, que llegaba con una guerra civil de seis años, con matanzas entre diferentes tribus. “Cuando me hablaron de Ruanda tuve que buscarla en el mapa”, admite Dujkovic. “No sabía dónde estaba, pero después no pude quejarme. Me fue muy bien allí.” No es para menos. Por primera y única vez en su historia, Ruanda llegó a disputar una Copa Africana de Naciones, en Túnez en 2004. Y probablemente allí haya empezado a activar las puertas de su futuro trabajo, gracias a que la clasificación para ese certamen la logró venciendo como visitante, precisamente, a Ghana, su actual equipo.
Estuvo a punto de ser echado de su cargo apenas unos días antes del Mundial, cuando se lo acusó de racista por unas supuestas declaraciones en las que afirmaba que el problema de las selecciones de Africa negra era la indisciplina de los jugadores. Pero resistió en el cargo. Se comentaba que una derrota ayer, con la consecuente eliminación, también lo iba a dejar sin trabajo. Seguramente, no le preocupó demasiado, alguna changa en algún remoto lugar del planeta ya le iba a salir.
Igual, no tendrá la chance de comprobarlo. Su equipo le respondió de la mejor manera, con un fútbol que levantó elogios de todo el mundo futbolero, y ahora Ghana tiene grandes posibilidades de acceder a los octavos de final. Como para que le lluevan ofertas de plazas mucho más tranquilas y redituables. Habrá que ver hasta dónde pesa su espíritu aventurero para continuar con una trayectoria deportiva que parece armada por un vendedor de safaris.
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