Vie 07.07.2006

DEPORTES

Premios en conserva

› Por Por Juan Sasturain
Desde la casa

La lista elaborada por la FIFA de los diez jugadores de entre los que saldrá elegido, el domingo, el mejor del Mundial, es particularmente reveladora. El premio Balón de Oro será discernido entre cuatro italianos –Buffon, Cannavaro, Zambrotta y Pirlo–; tres franceses –Zidane, Vieira, Henry–, dos alemanes –Ballack y Klose– y el portugués Maniche. El criterio que se ha seguido para llegar a estos nombres tiene por lo menos tres aspectos seguros: 1) Se evalúan los rendimientos de cada uno durante todos los partidos disputados hasta las semis, seis en total. 2) No se incluyen, en consecuencia, jugadores cuyos equipos hayan quedado en el camino antes (porque jugaron menos, se supone). 3) Así, es lógico que será la actuación en el séptimo partido –la final y el del tercer puesto– la que desnivelará a la hora de quedarse con uno. Todo tan obvio que resultan boludeces. Pero teniendo en cuenta que todavía hay otras cosas para repartir –el jugador más valioso de los dos partidos que restan y el goleador del certamen (Klose, con cinco, hasta ahora tiene todos los boletos)–, no cabe duda de que el mejor jugador del Mundial será un participante de la final. Así, el premio mayor se discernirá entre la defensa y el mediocampo italiano (de Buffon a Pirlo) y el mediocampo y el ataque francés (de Vieira a Henry, pasando por Zidane). Si por ejemplo Totti hace tres goles o Trezeguet entra y define el partido podrán aspirar a ser los mejores de la final. Ahí, como sucedió en Corea-Japón con Oliver Kahn, acaso le den el Balón de Oro a un ocasional derrotado. No cabe duda de que la elección previa señala un ranking tácito –4 Italia, 3 Francia, 2 Alemania, 1 Portugal– y que la distribución de méritos privilegia la defensa y el mediocampo en detrimento de los delanteros: sólo dos. Y la última: ninguno de los elegidos es menor de 25 años y hay varios –empezando por nuestro candidato Zidane– que están largamente arriba de los treinta. Es decir: muy buenos jugadores maduros y veteranos. Méritos en el fondo y en el medio. Ninguna revelación. Cero explosión, cero fantasía ofensiva... ¿Por qué no aparecieron los jóvenes creativos? Creo que los hábiles y diferentes no fracasaron, sino que fueron víctimas de tácticas miserables y actitudes mezquinas que les quitaron protagonismo (no los pusieron sino a cuentagotas) y acompañamiento (no los rodearon). Entre los equipos “importantes” –los europeos que llegaron a cuartos más Brasil y Argentina– se arriesgó poquísimo. Poner dos delanteros en serio y acompañarlos fue un lujo. Sacando el juego de los africanos, fue un Mundial absolutamente conservador. Por eso, si lo gana Zidane será premio al mejor conservado; si lo gana Buffon, será al que más conservó el cero.

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