DEPORTES › SE USARON MUCHO DURANTE LA COPA
Los jugadores y técnicos de las distintas selecciones tuvieron sus “costumbres” durante el torneo, pero pocos encontraron respuestas.
› Por Ariel Greco
Desde Alemania
Brasil campeón. Las 13 letras de la frase son el secreto de los éxitos deportivos de Mario Lobo Zagallo, el ex jugador, ex técnico y coordinador técnico de la Selección Brasileña. Obsesionado con su número de la suerte, Zagallo estaba convencido del título del Scratch porque varias cuestiones quedaban relacionadas con el bendito 13. Sin embargo, como la mayoría de las cábalas o creencias que se hicieron públicas durante el Mundial, el resultado no fue el esperado. “Puede fallar”, hubiese dicho Tu Sam.
La historia de Zagallo y el número 13 viene de lejos, y según el entrenador es la clave de su éxito. En su época de jugador comenzó a usar esa camiseta por su mujer, devota de San Antonio, el santo de los milagros, cuya fecha se conmemora el 13 de junio. Casualmente, ese día fue el debut en el Mundial de Brasil, ante Croacia en Berlín. Según contó Zagallo, tras la operación de estómago que padeció por un cáncer, visitó 13 veces a San Antonio y terminó curado. Además, confiaba en que Carlos Alberto, los nombres del entrenador Parreira, también sumaban 13 letras. Lo que no contaba Zagallo, que ganó trece partidos como entrenador en Copas del Mundo, es que a los 12 minutos del segundo tiempo del partido de cuartos de final, el 12 de Francia, Thierry Henry (doce letras), iba a anotar el gol de la eliminación de Brasil, gracias a que Roberto Carlos (trece letras), su marcador, se quedó descansando en el borde del área, según lo muestra una secuencia fotográfica que hicieron circular por Internet fanáticos brasileños.
En España, a partir del buen rendimiento del equipo de Luis Aragonés en la etapa previa, estaban convencidos de que este Mundial por fin iba a ser el del despegue para cortar la mala racha. Y mucho más cuando se conoció una profecía de Nostradamus, que se podía interpretar como que España iba a ser campeón superando a Francia: “Cuando termine el sexto mes de 2006, el rey de España pasará los Pirineos con su Ejército. Las legiones de Belcebú les esperarán para la batalla en las planicies de Europa central. La destrucción y la derrota se abatirán sobre los malvados. El Santo Grial volverá a España, con el Rey triunfante”, dice el texto escrito en 1555. Lo cierto es que las legiones de Zidane los esperaron en la batalla de Hannover, los derrotaron 3-1 y les destruyeron todas ilusiones. Y hoy buscarán el Santo Grial ante Italia.
Lo concreto es que hasta el propio Raymond Domenech estaba preocupado por la profecía. Es que el entrenador francés, actor por hobby, es amante de la astrología y las ciencias esotéricas, y hasta aseguran que consulta el zodíaco para armar sus equipos. “Los de escorpio se matan entre sí en la cancha”, ha dicho. Casualidad o no, en el plantel francés no hay ningún jugador de escorpio, ni siquiera Robert Pires (ah, Maradona es de escorpio). Y además, el volante de Werder Bremen Johan Micoud aseguró que no figura en el grupo porque es de leo, jugadores con tendencia a “cometer chifladuras dentro de la cancha”, de acuerdo con la creencia domenecheana. Por eso, imposible la convivencia de tantos futbolistas de ese signo en el equipo, argumentó Micoud. Lo bueno para Francia es que en este Mundial anticábalas ya no está Laurent Blanc, el capitán durante Francia ’98, recordado por besarle la pelada a Barthez antes de cada partido. Además, otro signo positivo es que el lateral Willy Sagnol comentó que el técnico puso al equipo en manos de los jugadores. “El seleccionador nos puso al frente de nuestras responsabilidades, dándonos llaves y haciéndonos dueños de nuestro destino”, señaló el lateral de Bayern Munich.
El oso Bruno fue uno de los personajes del Mundial. Matado por dos cazadores en los Alpes tras siete semanas de fuga, los cabuleros aseguraban que Argentina le iba a ganar Alemania porque Bruno, adoptado como mascota de la suerte alemana, había sido asesinado. En cambio, Maradona, el talismán argentino, concurría a los estadios. El argumento era que Berna, sede del primer título del mundo alemán; California, lugar de residencia del entrenador Jürgen Klinsmann; y Berlín, sitio del partido, tienen un oso como símbolo de la ciudad. En realidad, Maradona no vio el partido en el estadio Olímpico y Alemania pasó por penales. Claro que la venganza de Bruno llegó en la siguiente fase: después de todo, el primer oso marrón en 170 años en pisar suelo alemán era italiano. Y a la Selección no le alcanzó con que el preparador físico Gerardo Salorio quisiera escuchar el tango “La yumba”, de Osvaldo Pugliese, que trae buena suerte.
Ni hablar del caso del inglés John Terry, que admitió tener más de cincuenta cábalas, como sentarse en el mismo asiento del micro que lo lleva al estadio, escuchar siempre el mismo CD del rapero Usher o atarse con tres cintas las medias antes de los partidos. Sus compañeros le hicieron tanto caso que siguieron con los rituales y le patearon los penales a las manos a Ricardo, el arquero portugués, como lo habían hecho en la definición de la semifinal de la Eurocopa 2004. Cábalas, ritos, superstición. Lo cierto es que por ahora, los partidos se siguen definiendo con goles.
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