DEPORTES › SERGIO HERNANDEZ ANALIZA AL SELECCIONADO DE BASQUET CON LA MIRA PUESTA EN EL MUNDIAL
Después de la obtención de los Juegos Olímpicos, el conductor tendrá la difícil tarea de ubicar al equipo entre los mejores del mundo. Al frente de tantos jugadores de calidad, el técnico siente que “estar en este lugar es un gran privilegio”. Hoy juegan ante Nueva Zelanda en Obras, desde las 21.
› Por Leonardo Castillo
–Después de cumplir una trayectoria tan prolongada como entrenador en la Liga Nacional, ¿siente que se encuentra ante el gran desafío de su carrera?
–La verdad es que si bien vivo la chance de conducir el seleccionado como una gran cosa que me pasó a nivel profesional, no me siento como si estuviera ante una gran encrucijada. La verdad es que me siento un gran privilegiado. Soy el técnico de un gran grupo de jugadores, que vienen de ganar la medalla dorada en Atenas, y eso ante todo es un privilegio.
–¿Cómo es eso?
–Es claro, cuando Rubén Magnano se fue de su cargo el año pasado dejó un plantel que es la envidia de cualquier entrenador. Estar al frente de un equipo con tanta capacidad es un lujo. Por eso digo que me siento un privilegiado: soy el técnico del seleccionado que tiene la riqueza individual y colectiva como ningún otro. Es uno de los mejores equipos del planeta, de eso no tengo dudas.
–Entonces, ¿Argentina no tiene otra que salir campeón en Japón?
–Desde ya que el título es un objetivo, pero más importante será la actitud y el esfuerzo que pongamos en la cancha para tratar de superarnos. Yo creo que hay que estar entre los mejores cuatro equipos del Mundial.
–¿No cree que con tanto optimismo le pone demasiada presión al equipo?
–La verdad que no. Son todos jugadores que juegan en grandes ligas del mundo y saben muy bien lo que es sobrellevar la presión. Ginóbili, Oberto, Nocioni, Scola, Sánchez, tienen todos ellos varias batallas disputadas sobre sus lomos, y no creo que se puedan sentir exigidos de ser candidatos en un mundial.
–¿Y en lo personal?
–Trato de trabajar y de vivir este juego con las preocupaciones del caso. Respondo a presiones desde que dirijo en minibásquet y trato de hacerlo de la mejor forma. Creo, ante todo, que soy un entrenador tranquilo, no me impaciento y tengo confianza en el trabajo que realizo.
–Argentina fue uno de los últimos equipos en reunirse antes del Mundial, ¿lo conformó igualmente la preparación que realizó en este tiempo con el equipo?
–Sí, Aunque restan todavía ajustar algunas piezas, sobre todo en el aspecto defensivo. En cuanto a lo físico vamos a llegar bien.
–¿La larga temporada que vivieron los jugadores que actúan en la NBA puede ser un condicionante en este aspecto?
–Los que juegan en Europa también tuvieron su desgaste, pero estoy seguro de que la preparación que hicimos fue buena y los jugadores que estarán en Saitama tendrán una buena forma física.
–En la final del torneo Super 4, Brasil le jugó muy abierto. ¿Cree que en el Mundial los equipos que le jugarán a la Argentina lo harán de esta forma?
–No creo, porque correrán el riesgo de que les convirtamos muchos puntos, como sucedió con Brasil. Me parece que nuestros rivales en Japón, por lo menos en la primera etapa, nos van a plantear partidos más cerrados, con esquemas defensivos muy agresivos. Tendremos que luchar para ser muy fuertes en este aspecto y desnivelar a nuestros oponentes.
–El resultado que Argentina obtuvo en el Mundial de Fútbol de Alemania desilusionó a muchos hinchas. ¿No teme que esa expectativa por lograr un título se traslade ahora al seleccionado de básquet?
–Me parece lógico que la gente quiera que este seleccionado gane y sea campeón, pero no creo que ese deseo tenga que ver con una especie de transferencia por lo que no sucedió con el equipo argentino en Alemania. Hay una realidad, y es que Argentina es subcampeón mundial y campeón olímpico; a eso se deben las expectativas de la gente, no a otra cosa.
–Por último, ¿considera que el país tiene capacidad y organización como para que vuelva a surgir otra camada de jugadores tan brillante como la actual?
–La infraestructura como para lograrlo existe y es la Liga Nacional, que si mantiene el nivel competitivo que posee actualmente puede hacer surgir a figuras como las que tenemos actualmente. Muchos decían, unos años atrás, que al básquet argentino le costaría encontrar jugadores tan buenos como en su momento lo fueron Campana, Milanesio o Montenegro, y, sin embargo, acá estamos.
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