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La tormenta tropical que afecta a Nueva York canceló una nueva jornada del US Open. Nalbandian lleva dos días esperando.
La tormenta tropical Ernesto, que desde la noche del viernes azota el norte de la costa este de Estados Unidos, fue el gran ganador en la jornada del sábado del Abierto de tenis de Nueva York, cancelada completamente a causa de intensas lluvias y fuertes ráfagas de viento. La sexta fecha del último Grand Slam del año contemplaba 30 partidos de dobles y 20 de singles, ninguno de los cuales pudo ni siquiera comenzar. Los organizadores informaron que los encuentros de esta fecha serán programados en otros días del calendario del evento, que reparte 18,5 millones de dólares y que debe terminar el 10 de septiembre venidero.
La noche del viernes, los dirigentes del torneo se vieron obligados a suspender dos partidos de individuales y varios de dobles, con la esperanza de que el clima mejorara el sábado, pero fue todo lo contrario. Ernesto, después de afectar los estados de Carolina del Sur y Virginia, se subió hasta Nueva York, dejó a 450 mil personas sin electricidad y, además, convirtió las pistas de cemento de Flushing Meadows en verdaderas piscinas.
En los pocos respiros que dio la tormenta, algunos jugadores se atrevieron a salir a las canchas de entrenamiento, algo que compensó un poco a los miles de aficionados que habían abonado sus entradas para esta fecha. Sin embargo, los osados apenas pudieron dar dos o tres raquetazos cuando la lluvia los obligó a buscar refugio de nuevo. Al filo de las 19.30 locales, se anunció la cancelación definitiva del programa y el público, cargado de souvenires comprados en las caras tiendas de Flushing Meadows, comenzó el desfile de salida.
Algunos de los frustrados probarán a ver si tienen mejor suerte mañana, fecha en la que está previsto jueguen algunas estrellas como los estadounidenses Andre Agassi y Lindsay Davenport, el español Rafael Nadal y David Nalbandian. El cordobés, cuarto favorito, tiene pendiente desde el viernes su partido de segunda ronda contra el ruso Marat Safin.
Ante tanta lluvia, los responsables del torneo están rezando a todos los santos para que la programación no se retrase demasiado y ocurra como la final de 1987, que jugaron el estadounidense Ivan Lendl y el sueco Mats Wilander, quienes comenzaron un domingo y terminaron un lunes. De ocurrir lo mismo, la final del US Open 2006 se jugaría el lunes 11 de septiembre, una fecha en la que la mayoría de los neoyorquinos prefiere quedarse en casa tras los atentados terroristas ocurridos en las Torres Gemelas.
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