Mientras el fútbol argentino se duerme arrullado por los cantos del capital ruso, que compra jugadores y hace negocios con la Selección sin que nadie pregunte de dónde sale el dinero, Europa intenta ponerle un freno al proceso expansivo de los rusos en el deporte, especialmente ahora que el nuevo capítulo es una operación de dudoso gusto que tiene a dos futbolistas del seleccionado argentino, Carlos Tevez y Javier Mascherano, como involuntarios protagonistas. Según denuncias surgidas en Inglaterra, donde los dos ex jugadores del Corinthians brasileño van a actuar esta temporada, el pase al West Ham United es una mascarada que oculta un nuevo desembarco o, peor, la ampliación del imperio del magnate ruso Roman Abramovich, ya dueño del Chelsea.

El West Ham United, un equipo tradicional de mitad de tabla del fútbol inglés, tendrá a Tevez y Mascherano –dos jugadores cuyas cualidades futbolísticas exceden largamente la media actual de su plantel, y su valor el patrimonio del club– sin haber pagado un centavo por los pases; la sospecha es que el dueño de los pases de ambos jugadores, la empresa Media Sports Investment (MSI), con base en Londres y accionista del Corinthians, está intentando quedarse con la propiedad del club londinense.

La cara visible de MSI es Kia Joorabchian, el ejecutivo británico de origen iraní de 35 años amigo del multimillonario ruso exiliado en Londres Boris Berezovski, y que no sería más que un testaferro de otro magnate ruso, Roman Abramovich, propietario del Chelsea, que es dueño del pase –entre otros– del goleador argentino Hernán Crespo. Tevez y Mascherano habrían aterrizado en el West Ham como paso previo a integrar el plantel del campeón inglés, una vez completado su proceso de adaptación a un fútbol mucho más dinámico que el brasileño o el argentino.

Consultado por la prensa británica, Joorabchian desmintió los rumores de compra del club, pero luego afirmó que “el West Ham puede llegar a ser más grande que el Chelsea” y “competir con el Manchester United”, como si tuviera efectivamente un proyecto en marcha. Si Joorabchian se queda con el club y es efectivamente testaferro de Abramovich, la influencia de éste (que en el último ejercicio perdió 204 millones de euros con el Chelsea) se extenderá.

Los dirigentes del West Ham United se negaron a revelar los detalles del traspaso, pero según el Sunday Times, el club pagará la mitad del salario de los futbolistas, 1,5 millón de libras (unos 7,5 millones de pesos) anuales a Tevez y un millón de libras (5 millones de pesos) a Mascherano. El contrato estipula además que, salvo que estén lesionados, ambos jugadores deben ser titulares indefectiblemente, cualquiera sea su condición futbolística.

Las extrañas condiciones de la doble transferencia motivaron inclusive un pronunciamiento público tanto de la FIFA como de la Unión Europea de Fútbol (UEFA). El tesorero de la FIFA, Mathieu Sprengers, planteó la obligación de que el West Ham, como cualquier club, revele quién controla realmente sus acciones. “Queremos que todos los clubes hagan saber quiénes son sus propietarios. No será suficiente con dar el nombre de una sociedad”, dijo. “La situación del West Ham nos preocupa, tanto por la identidad de las eventuales personas que tomaron las riendas del club, como por el caso de Tevez y Mascherano, que no se sabe a quién pertenecen –declaró el portavoz de la UEFA William Gaillard–. El gobierno del Reino Unido tiene la responsabilidad de iniciar una investigación para garantizar la transparencia del pase de los jugadores provenientes del Corinthians”, afirmó.

A los ingleses no les causa ninguna gracia la posibilidad de que el West Ham United sea el quinto equipo de la Premier League en caer en manos de capital extranjero: Chelsea, Manchester United (propiedad del multimillonario estadounidense Malcolm Glazer), Aston Villa y Portsmouth.

A los europeos tampoco: Uli Hoeness, astro del Bayern Munich y de la Selección de Alemania en los ’70 y actual director general del club bávaro, sentenció ayer que: “Si esta ‘rusificación’ del fútbol continúa, en diez años podemos decir ‘Nastrovje’, ‘adiós fútbol’”. Según Hoeness, la última gran muestra de esa “rusificación” no es el pase de Tevez y Mascherano al fútbol inglés, sino el contrato de la AFA con el magnate ruso Viktor Vekselberg, propietario del Grupo Renova. “Es necesario que termine esta locura”, opinó.