DEPORTES
› ESTEBAN LIVERA, SOBRINO DE LECTOURE
“Al Luna Park hay que bancarlo poniéndole plata todos los días”
El próximo sábado se producirá un acontecimiento histórico: el boxeo volverá al estadio de Corrientes y Bouchard después de 15 años de ausencia. Livera asegura que la idea del reencuentro es de Ernestina, la tía de Lectoure y dueña del estadio, y que el promotor estuvo de acuerdo con el proyecto antes de morir. La suerte económica de la velada decidirá la continuidad de la disciplina porque, de acuerdo con el promotor, “el estadio
no es rentable”.
Por Daniel Guiñazú
Está a punto de cumplir su propio sueño del pibe: reabrir por una noche el Luna Park para el boxeo. “Esta semana voy a vivir a dos metros del suelo, pero el sábado, a la hora de la pelea por el título del mundo, quiero parar la mano y sentarme al lado de mi tía Ernestina. Si el boxeo vuelve al Luna, es por ella”, dice Esteban Livera, el sobrino predilecto de Juan Carlos Lectoure y el joven coordinador general del estadio de Corrientes y Bouchard, quien a los 33 años asume contra viento y marea, el riesgo de devolverle el cuerpo y el alma a un gigante entumecido.
Sentado en la misma poltrona que su tío ocupara con mano y gesto férreos durante más de cuarenta años, Livera sabe que su decisión de montar el sábado próximo la pelea entre el campeón nicaragüense Adonis Rivas y el desafiante argentino Omar Narváez por el título mosca de la Organización Mundial de Boxeo no ha sido neutra. Y que amigos de toda la vida de Tito le han dado vuelta la cara por entender que ha traicionado su memoria. “Eso es por desconocimiento porque se quedaron fijados en lo que mi tío decía en público, que aborrecía el boxeo, pero no saben que en privado seguía el deporte como el que más. Leía todo lo que salía por ahí y los sábados veía las peleas por televisión y después las comentaba con sus amigos. Además, cada vez que tenía que viajar, no sé como, pero se las ingeniaba para pasar cerca de donde había una pelea importante e ir a verla. Pero lo hacía en silencio, no se enteraba nadie”, admite este joven marplatense, estudiante de Ciencias Económicas hasta 1994 e hijo de Carlos Livera, organizador de célebres temporadas de verano en el Piso de los Deportes del Casino.
–¿Cómo fue la interna de la decisión de volver a organizar boxeo en el Luna?
–En octubre o noviembre del año pasado, con motivo de los 70 años, con Tito decidimos tirar la casa por la ventana y montar algo grande, algo que diera que hablar. Pensamos en una cena o un cóctel muy importante con invitados de primera, nacionales e internacionales. Pero a medida que la situación del país y de la empresa iba empeorando, fuimos descartando hacer algo lujoso y quedamos en montar los espectáculos tradicionales: recitales, ballet, ópera, patinaje sobre hielo, circo, los Seis Días en Bicicleta. Pero yo quería hacer boxeo y le propuse organizar una defensa opcional del título mundial de Pablo Chacón. Al principio, mi tío no estaba muy convencido porque él quería hacer algo que llenase la sala y tenía dudas de que pudiera conseguirlo con el boxeo, pero tanto le insistí que al final conseguí que me autorizara a hacerle un presupuesto. Cuando mi tío me dio el visto bueno, armé una reunión para el miércoles 7 de marzo con Osvaldo Rivero, el manager de Chacón. El viernes 1º falleció Tito, pero ya estábamos lanzados y decidí no parar porque entendí y todavía entiendo que estaba cumpliendo su voluntad, poniendo en marcha su último proyecto como productor de espectáculos. Que quede muy en claro: si yo no hubiera hablado con Tito de hacer boxeo, no se me hubiera ocurrido hacer todo esto, y si mi tío hubiera dicho no, no se habría hablado una palabra más sobre el tema. Además, hay algo que muy pocos saben: Ernestina, la tía de Tito y la dueña del Luna Park, quería hacer boxeo.
–El Luna Park, ¿asume el riesgo económico total de la reunión o tiene socios?
–Asumimos todo el riesgo. El Luna Park ganará o perderá sin socios. La empresa se hace cargo de las bolsas de todos los boxeadores de la velada y de los costos que demande la organización, que en dólares son altísimos.
–¿Y no es un riesgo demasiado elevado?
–Esta vez no nos interesa ganar o perder porque el fin de la reunión es celebrar el 70º aniversario del Luna Park y homenajear la memoria de Tito haciendo lo que a él más lo apasionaba. Obviamente, siempre es mejor ganar que perder, pero no nos importa si los números terminan en rojo.
–¿Qué se necesita para que las cuentas terminen equilibradas?
–Que el estadio esté lleno al menos al 50 por ciento de su capacidad. Se van a habilitar 17 mil localidades, así que con 8500 o 9 mil entradas vendidas vamos a estar bien. Además estamos tratando de conseguir publicidad y canjes que nos ayuden a bajar los costos.
–Es un cálculo muy optimista. En la última década, el boxeo no llevó más de 2 mil personas en Buenos Aires y, además, Adonis Rivas no es un campeón conocido y Narváez es un buen boxeador, pero no convoca demasiado...
–Sí, lo sabemos, pero el Luna siempre tiene un plus. Hay aficionados que desde que el Luna cerró sus puertas en octubre de 1987, nunca más volvieron a ver boxeo en vivo y sé que esta vez van a decir presente.
–Si el 14 de julio los números dan bien, ¿habrá boxeo con continuidad en el Luna Park o, pasara lo que pasase, será esta vez y nunca más?
–La realidad concreta es que va a haber una reunión de boxeo el próximo sábado. Si la respuesta del público es buena, vamos a pensar qué hacer después pero, desde ya, es impensable que vuelva a haber boxeo todos los sábados por dos razones: no hay tantas figuras como para sostener una cartelera y tenemos la agenda repleta de aquí a fin de año.
–¿Es negocio el Luna Park?
–No, no es rentable. Ni hoy en día con la mala situación que vive el país ni antes, con una situación mejor. Al Luna hay que bancarlo poniéndole plata todos los días, si no, no hay manera.
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