DEPORTES › EL PRESENTE DE LOS ARGENTINOS EN INGLATERRA
Los dos jugadores de la Selección llegaron al West Ham en una súper operación, pero están lejos de cumplir las expectativas.
› Por Jonathan Wilson
Desde Londres
No se necesita mucho tiempo para que un sueño se convierta en pesadilla. Cuando los argentinos Carlos Tevez y Javier Mascherano firmaron por el West Ham United en el más espectacular día de cierre de fichajes que jamás hubo en la Premier League, la gente –literalmente– bailaba en las calles del deprimido este de Londres.
Pero pasaron ya seis semanas, y el West Ham United sigue sin ganar un partido desde la llegada de los internacionales argentinos. La euforia era comprensible. Mascherano había impresionado en el Mundial de Alemania, mientras que Tevez era el último “nuevo Maradona”, bendecido incluso por el propio Diego.
La temporada pasada el West Ham llegó a la final de la Copa de la FA y terminó noveno en la Liga. La mayoría de seguidores soñaba con una temporada 2006/2007 en la que no sólo se asegurarían jugar la Copa de la UEFA, sino incluso la Liga de Campeones. La prensa inglesa se preguntó asombrada quién financió la operación y por qué dos de los mejores jugadores jóvenes del mundo llegaron al West Ham. Los aficionados, simplemente, estaban felices.
¿Por qué ahora las cosas van tan mal? Por dos razones: los jugadores no se adaptan al sistema del West Ham y sufren para adaptarse al estilo de la Premier League. En segundo lugar, porque llegaron en un momento en el que muchos sospechan que alguien quiere comprar el club. Eggert Magnusson, presidente de la Federación de Fútbol de Islandia, “está en conversaciones con el West Ham y sus asesores acerca de una posible compra”, dijo un comunicado de la Bolsa de Londres.
Antes de que se conociera el interés expreso de Magnusson, de 59 años, se mencionaron muchos otros nombres: Kia Joorabchian, por ejemplo, el hombre de negocios angloiraní hasta hace poco dueño de MSI, que controla los pases de Tevez y Mascherano. Badri Patakartsishvili, dueño del Dinamo de Tbilisi, que hizo negocios con Joorabchiam en el pasado, también expresó interés, al que se sumó el hombre de negocios israelí Eli Papouchado.
Ajenos a los manejos financieros del club, Tevez y Mascherano siguen defraudando. “Rumores desde el centro de entrenamiento de Chadwell Heath sugieren que Tevez, que disfruta de un estilo de vida que aparentemente está muy lejos de ser monacal, podría hacer más para facilitar su integración” al equipo, escribió la semana pasada The Guardian.
¿Qué ocurrirá con los argentinos? Ambos son, sin dudas, jugadores de calidad y ambos han mostrado destellos de su habilidad. El problema es que a menudo se comportan como puros individualistas y no como componentes del equipo. No es del todo sorprendente, porque al fin y al cabo llegaron al West Ham sin el visto bueno del entrenador, Alan Pardew, que dirige un equipo que juega quizás el fútbol más típicamente inglés de la Premier League.
Es un fútbol rápido y directo, y en la temporada pasada su éxito se basó en el espíritu de equipo de su pareja de delanteros: el fuerte y combativo Marlon Harewood y el inteligente Dean Ashton. Pero Ashton se fracturó el tobillo en agosto y fue reemplazado por Bobby Zamora, que anotó ya cinco goles en los primeros cuatro partidos de esta temporada.
¿A quién sacar cuando ingresa Tevez? Pardew opta por ninguno, y alinea al argentino en la banda izquierda, lugar que no entusiasma precisamente al delantero. Mascherano puede ocupar el puesto de Hayden Mulling como mediocampista defensivo, y si bien tiene mayor clase técnica, carece del dinamismo del jugador inglés.
Mientras Pardew decide qué hacer, las quejas contra los argentinos siguen, porque se los acusa de buscarse y pasarse la pelota en exceso durante los partidos. El West Ham busca un nuevo estilo para adaptarse a “sus” argentinos. Y por ahora, no lo encuentra.
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