DEPORTES › AL CABO DE DOS CAMPEONATOS OFICIALES DE CARACTERISTICAS MUY DISPARES
Fueron los que más se destacaron en el ámbito local, condujeron a sus equipos al triunfo o evitaron sus derrotas, o dejaron roncos a sus hinchas gritando sus goles.
Gonzalo Higuaín
(River)
El juvenil fue una de las apariciones más resonantes del fútbol argentino. Si bien ya había jugado algunos minutos, recién este año logró consolidarse en River. Sus goles (13 en los dos torneos) y su movilidad por todo el frente de ataque le sirvieron para tener un lugar asegurado en la delantera. El recuerdo que más perdurará seguramente será el de la tarde de los dos goles a Boca, y sobre todo el segundo, con una gran definición eludiendo al arquero Bobadilla. El delantero de 19 años también aportó para que River llegara a los cuartos de final de la Copa Libertadores, con goles que sirvieron para lograr la clasificación a esa instancia. Higuaín cerró el 2006 con la incorporación nada menos que al Real Madrid español, donde deberá disputarse un lugar con estrellas como Van Nistelrooy, Ronaldo y Robinho. Con apenas 35 partidos en primera, Higuaín ya se convirtió en un futbolista de elite, y su futuro se presenta muy auspicioso. Debido a su reciente venta, es muy probable que los españoles no lo cedan para jugar el Sudamericano Sub-20.
Sergio Agüero
(Independiente)
Su vertiginosa consolidación en Primera lo llevó a convertirse en el emblema del equipo conducido por Julio César Falcioni, durante el primer semestre del año. Pese a la pobre campaña de Independiente en el Clausura 2006 –terminó en el puesto 11º–, el joven delantero fue una de las figuras del equipo y finalizó el torneo con 9 goles, apenas tres menos que Gonzalo Vargas, goleador del certamen con 12 tantos. Su buen rendimiento lo catapultó al Atlético de Madrid por 28 millones de dólares, una operación record para el fútbol argentino. Estuvo cerca de integrar la lista de los 23 jugadores de la Selección Argentina que disputó el Mundial Alemania 2006, pero José Pekerman lo dejó afuera a último momento. Su revancha en la Selección llegó en la era de Alfio Basile: debutó en la derrota 3-0 ante Brasil, en Londres, y jugó unos minutos en un nuevo traspié 2-1 frente a España, en Murcia. Después de un corto período de adaptación, de a poco, Agüero se está ganando su lugar en el Atlético. Ayer convirtió su último gol del año ante Barcelona.
Mauro Zárate
(Vélez)
Siempre se lo consideró potencialmente como el mejor de la dinastía que inició Sergio hace casi dos décadas. Una pegada exquisita y una habilidad fuera de lo común así lo presagiaban. Sin embargo, su excesivo individualismo conspiraba contra sus posibilidades. Lo cierto es que en el final del Clausura y a lo largo del Apertura terminó de consolidarse hasta transformarse en el arma más peligrosa de Vélez. Con doce tantos, el menor de los Zárate compartió el liderazgo de la tabla de goleadores con Rodrigo Palacio. Entre las mayores virtudes mostradas está su pegada, tanto en movimiento como con pelota parada. Por esa vía logró la mayoría de sus tantos. La restante característica distintiva es la habilidad, que le permite salir para los dos perfiles y aprovechar su preciso remate. Es un jugador vital para la Selección Sub-20 que afrontará el Sudamericano, aunque Vélez no quiere entregarlo y puede surgir un inconveniente inesperado.
Oscar Ustari
(Independiente)
Volvió a demostrar este año por qué es uno de los arqueros argentinos con mayor proyección. Brilló en el arco de Independiente y fue uno de los jugadores más regulares durante la temporada. Con apenas 19 años, participó de su primer mundial con la Selección mayor. José Pekerman lo eligió para reemplazar en la lista a Germán Lux, cuando todo hacía prever que el arquero de River se quedaría con la plaza. De todos modos, el jugador de Independiente no llegó a debutar en Alemania, ya que el entrenador optó por Leonardo Franco para reemplazar al lesionado Roberto
Abbondanzieri. En el campeonato local volvió a desplegar su mejor repertorio: seguro en el juego aéreo, rápido de reflejos y dueño de una notable precisión con los pies. Pero, pese a sus buenas actuaciones, Independiente cerró un deslucido 2006, lejos de la pelea por el título. En el torneo Apertura, bajo el mando de Jorge Burruchaga, el conjunto de Avellaneda terminó en el cuarto lugar (junto con Arsenal), con 32 puntos. Ustari, quien registró asistencia perfecta en los dos certámenes locales, padeció 40 goles en 38 partidos, un promedio de 1,05 por partido.
Daniel Díaz
(Boca)
El defensor fue, sin dudas, el jugador más regular de Boca a lo largo de toda la temporada. No sólo aportó seguridad a la última línea boquense, también se destacó en el juego aéreo y aportó goles tanto de cabeza como de tiro libre, ejecuciones en las que demostró ser todo un especialista. Durante la temporada terminó de afianzarse como caudillo principal del equipo, ordenando desde atrás al resto de sus compañeros y aportando un plus de confianza al arquero Aldo Bobadilla, tras la partida de Abbondanzieri al Getafe de España. Un jugador completo, que bien puede salir tirando un caño en el área o tocando la pelota con justeza a un compañero o reventando en el caso de que las circunstancias se lo exigieran. Su aporte le valió formar parte de lo que se dice la columna vertebral del Boca ultraganador de Basile: junto con Abbondanzieri, Gago, Insúa y Palacio. Además, durante la etapa de Ricardo La Volpe soportó con dignidad los cambios defensivos que propuso el entrenador.
Juan Sebastián Verón
(Estudiantes)
Luego de coquetear con River y Boca, su corazón tiró más y desembarcó en Estudiantes, tras desechar la renovación en el Inter. Y de entrada se convirtió en el referente del conjunto de Diego Simeone, no sólo en el terreno de juego. Con su perfil alto y su personalidad acaparó miradas y atención. Ubicado como doble volante central en la línea de cuatro volantes planteada por el entrenador, Verón se transformó en el conductor y líder del campeón del Apertura. A partir de su pegada, Estudiantes manejó mejor que nadie la pelota parada, arma con la que consiguió buena parte de sus goles. De la fórmula Verón-Alayes nacieron varios tantos determinantes, como el 1-0 ante Vélez. Si bien mostró su clase para patear desde afuera del área, apenas consiguió un gol por esa vía, con un zurdazo ante Belgrano. Su otro tanto en el Apertura fue ante Argentinos, tras un rebote que capturó en el punto del penal. En la final ante Boca exhibió toda su jerarquía para adueñarse de la pelota en el segundo tiempo y liderar a su equipo.
Fernando Belluschi (Newell’s/River)
Luego de ser pretendido también por Boca, el volante llegó a River a mitad de año y rápidamente fue consolidándose en el equipo titular. Inclusive, llegó a destacarse más que el capitán Marcelo Gallardo, el único estratega que tenía el club. Si bien en Newell’s se desplazaba generalmente por la franja derecha, en River empezó por ese sector, pero la mayor parte del torneo lo hizo por el otro lado, y en ese lugar compartió la zona media con el volante central de turno. A partir del esfuerzo y su claridad para ocupar posiciones de ataque, Belluschi fue ganándose el afecto de la gente, y el técnico Daniel Passarella lo ubicó como el líder futbolístico. Además, el jugador fue importante en otro aspecto: el remate de media distancia. Con ese recurso pudo convertir cinco goles, y muchos de ellos fueron de gran definición. Más allá de que River no pudo ganar ningún título este año, a Belluschi le alcanzó jugar un solo torneo para destacarse en el plantel de Núñez. Y ahora en él están depositadas muchas expectativas.
Rodrigo Palacio
(Boca)
Fue el jugador más desequilibrante de Boca, el distinto. Su velocidad y manejo de pelota lo convirtieron en el arma principal del equipo de Alfio Basile para abrir las defensas rivales. En el primer torneo del año anotó 7 tantos en 15 partidos; luego marcó 12 en el Apertura, torneo en el que jugó todos los partidos; además marcó 3 de los 4 goles que le dieron a Boca la Recopa Sudamericana en la serie ante el San Pablo, de Brasil. Su incidencia en los éxitos de Boca le valieron la convocatoria mundialista, relegando en la pelea a Sergio Agüero, la principal figura de Independiente durante el primer semestre del año. En Alemania no tuvo el Mundial soñado. Jugó sólo 25 minutos en el segundo tiempo contra Costa de Marfil, por la fase regular, y se lo vio muy nervioso e impreciso. Volvió a su nivel en el arranque del torneo Apertura, y pese a que su equipo no logró obtener el tricampeonato, terminó coronándose, junto al delantero de Vélez Mauro Zárate, como máximo goleador del certamen, con 12 tantos.
Mariano Pavone
(Estudiantes)
Ya había sido goleador del torneo con Reinaldo Merlo como entrenador, pero el delantero de Estudiantes completó su mejor campeonato desde que debutó en Primera, coronado con el gol en la final ante Boca: le ganó en la corrida a Cahais, tocó por encima de Bobadilla y cabeceó al gol burlando el cierre de Morel Rodríguez y Daniel Díaz. A ese gol clave le sumó los once tantos que anotó en el Apertura. Y además, mostró toda su capacidad para aguantar la pelota, potencia para arrastrar defensores e inteligencia para participar en el armado de las jugadas, características que lo transformaron en un delantero temible y muy completo. Algunos goles de este torneo lo pintan a la perfección, como la corrida ante Godoy Cruz tras recibir en su campo un rebote en el árbitro Pezzotta, el zurdazo implacable ante Gimnasia en el clásico o un derechazo similar ante Chicago. Su Clausura no había sido demasiado bueno, con sólo cuatro goles, pero lo compensó con el Apertura, lo que le valió, además del título, el interés de River, de Boca y de varios clubes del exterior.
Fernando Gago
(Boca)
Se afianzó en el mediocampo de Boca y, en asociación ejemplar con Federico Insúa, fue una pieza clave para la obtención de la Recopa Sudamericana ’06, el torneo Clausura ’06; también cumplió una papel destacado Apertura ’06, que Boca no logró definir y terminó obteniendo el subcampeonato. Le aportó elegancia y precisión al juego, pero sin descuidar la marca, lo que le permitió convertirse en ídolo del conjunto boquense. Sus condiciones técnicas lo catapultaron a lo más alto del fútbol local y su nombre sonó entre los candidatos a viajar al Mundial de Alemania, aunque el DT José Pekerman terminó dejándolo afuera del equipo. Sin embargo, no acusó el golpe y volvió a dar todo de sí en el segundo semestre. Elogiado por grandes del fútbol mundial como Fernando Redondo, y a pesar del bajón futbolístico que experimentó en las últimas fechas del torneo local, fue adquirido esta semana por el Real Madrid, que pagó su pase 27 millones de dólares y le ofreció un contrato por seis años, a cambio de 3,5 millones de dólares por temporada.
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