Lun 22.07.2002

DEPORTES  › 47 CLUBES INHIBIDOS SOBRE 63 QUE COMPITEN EN LOS TORNEOS PROFESIONALES

El fútbol arranca en rojo

No cabe suponer otra posibilidad que equiparar la situación general del fútbol a la del resto del país en sus diferentes actividades: todo mal. En las vísperas de un nuevo campeonato, y más allá de la crisis que involucra a la totalidad de la economía, el fútbol doméstico atraviesa un pésimo momento. Los problemas van desde las inhibiciones que recibieron la inmensa mayoría de los clubes a causa de sus incumplimientos, hasta la renegociación de un contrato televisivo que no satisface del todo a nadie. Sin embargo, en cinco días rodará de nuevo la pelotita. Y lo veremos por TV.

› Por Gustavo Veiga

Si el vicio se labra por sus manos el suplicio, como sostenía un pensador del siglo XIX, el fútbol argentino hace tiempo que se ha cavado la fosa. Por eso, en vísperas de un nuevo campeonato y más allá de la crisis que afecta a todos los sectores de la economía, esa industria sin chimeneas que conjuga tantas pasiones como intereses arranca la temporada el próximo viernes en pésimas condiciones. La sensación de acentuado declive es consecuencia de problemas que van desde las inhibiciones que recibieron 47 clubes –sobre 63 que jugarán en las tres categorías profesionales– hasta la renegociación de un contrato televisivo aceptado a regañadientes. Asimismo, el fútbol está sujeto cada vez más al accionar de la Justicia, que administra varias entidades, genera conflictos legales por la superposición de autoridades y despacha decenas de notificaciones semanales que reemplazan a los reglamentos. En ese marco, los clubes con mayor convocatoria vuelven a enfrentarse con los más débiles por el reparto de las recaudaciones y, encima, hasta la AFA perdió su condición de prestamista porque sus números se tiñeron de rojo. La convocatoria de acreedores en que acaba de caer San Lorenzo es un colosal ejemplo de cómo se acompañó la época de la pizza y el champán en los ‘90 con demasiado despilfarro y sin ahorro. Ahora, alguien deberá pagar las cuentas pendientes, que no abundan sólo en Boedo.
El viernes último, el gerente de Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), Norberto Monteleone, le informó a Líbero que Estudiantes de La Plata había sido el único de los 47 clubes inhibidos por el sindicato que estaba a punto de pagar las deudas reclamadas por sus ex jugadores. Una semana antes, el jueves 11, la conducción gremial le había enviado a la AFA la larga lista de instituciones que les debían sueldos, premios y primas a los futbolistas contratados durante la temporada 2001-2002.
Yo inhibo, tú inhibes
En Primera División, apenas seis clubes zafaron de la intimación. Boca, River, el gerenciado y quebrado Racing, Gimnasia, Chacarita y Arsenal no fueron alcanzados por el recurso de la inhibición que utiliza Agremiados desde 1996, facultado por el artículo 8º del Convenio Colectivo de Trabajo firmado en 1975. Esa norma le permite impedir a un jugador-acreedor, a quien se le rescindió el contrato, que su ex equipo utilice los refuerzos que incorporó para la temporada siguiente, hasta tanto no acuerde un plan de pago por escrito. En la AFA llamó la atención que el club de San Martín, uno de los que más atrasado está con su plantel, no resultara alcanzado por la medida de FAA. ¿Será porque el gastronómico Luis Barrionuevo se maneja de un modo singular con los futbolistas de Chacarita?
Entre las catorce entidades afectadas por las deudas impagas hasta el 30 de junio hay de todo. San Lorenzo, con un pasivo de 43.751.757 pesos, no será condicionado por las inhibiciones que tiene debido a que entró en concurso de acreedores. Talleres de Córdoba recibió casi una docena de planteos de Agremiados por una cantidad semejante de ex jugadores pero, pese a ello, contrató a trece profesionales nuevos para el torneo que comienza en cinco días. ¿Cómo hará para salir del brete? Hasta ahora, no se sabe. Lanús, uno de los escasos clubes que acaba de cobrar en divisas un par de pases importantes al exterior, fue inhibido por un solo jugador, Rubén Capria, quien apenas disputó un puñado de partidos con la camiseta granate.
La situación entre las instituciones del Ascenso es similar a las de Primera. Dieciséis sobre veinte en la B Nacional, y diecisiete sobre veintitrés en la B Metropolitana, no podrían, cuando empiecen sus respectivos campeonatos, echarles mano a las incorporaciones que ya han efectuado. Son muy pocos los clubes que no arrastran deudas: Huracán de Tres Arroyos, Atlético Rafaela, Deportivo Español y la Comisión deActividades Infantiles de Comodoro Rivadavia –un debutante absoluto en los campeonatos de la AFA–, entre otros.
Las inhibiciones que se han difundido en estos días ratifican hasta dónde no se cumplió con los compromisos contraídos el 20 de mayo de 2001, cuando los clubes saldaron las deudas anteriores al 30 de abril de ese año mediante la constitución de un fideicomiso (ver aparte) y luego volvieron a las andadas. Sin embargo, esas inhibiciones no son las únicas. Casi todos los días, en la AFA se reciben decenas de oficios judiciales contra clubes por distintas causas. “La proporción es de 200 a 1, con respecto a las que envía Agremiados”, apuntó un abogado de la asociación.
A menudo, esas células notifican sobre recursos de amparo presentados por jugadores que se sienten afectados en su derecho a trabajar. Hace un par de torneos, Belgrano de Córdoba colocó en la cancha casi un equipo completo gracias a ese argumento jurídico, por cierto, muy atendible. Sin embargo, ese mismo club ha generado nuevas deudas con al menos seis futbolistas que integraron el equipo en el último campeonato y lo inexplicable es que está en pleno proceso de quiebra, administrado por una jueza y un órgano fiduciario.
“Las normas están para ser cumplidas en tiempos normales”, dijo una fuente muy cercana a Julio Grondona cuando se la consultó sobre si habrá sanciones en la temporada 2002-2003 para aquellos que no respeten los estatutos ni los reglamentos. Debe inferirse entonces que, por la anormalidad que conlleva esta época, se continuarán tolerando disparates. Si alguien los hace, es muy probable no las pague.
Televisión pesificada
El Comité Ejecutivo de la AFA aprobó, no sin críticas, nuevas condiciones para el contrato que mantiene con la empresa Televisión Satelital Codificada (TSC), que pertenece al grupo Clarín y cuya vigencia llega hasta el 2014. La lectura de los considerandos del convenio de once páginas exime de mayores comentarios. Allí se enumeran “las circunstancias extremadamente graves que atraviesa la economía de nuestro país”, que “las obligaciones pactadas en dólares estadounidenses entre AFA y TSC con anterioridad a la entrada en vigencia de la Ley de Emergencia Económica y del Decreto 214/02 PEN se encuentran transformadas a pesos conforme a las citadas normas y complementarias” y que “desde finales del pasado año 2001 los operadores de todo nivel vienen renegociando a la baja los acuerdos con sus proveedores de programación, incluida TSC”.
Este contexto es el que explica por qué los clubes dejarán de cobrar en dólares y, a cambio, acordaron un “mecanismo de adecuación de los pagos en función de la variación de la TNB y la TNP...”. ¿Qué significan las dos siglas? Tarifa Nominal Básica y Tarifa Nominal Premium. La primera es la que paga un abonado a cualquiera de los operadores de cable (Cablevisión, Multicanal, DirecTV y Telecentro) por el servicio básico que comercializa TSC. La segunda es la que incluye al denominado “Clásico del domingo” y al “Quinto partido”, dos servicios que no abarca la tarifa común.
En la práctica, esto le permitió a la empresa no abonarle a la AFA de acuerdo con el CER (un 23 por ciento) hasta junio de este año, y pese a la devaluación acumulada en el primer semestre. Pero, en cambio, se fijó un incremento proporcional a los aumentos de tarifa que se apliquen de aquí en adelante –tanto sobre la TNB como la TNP– que, si no se concretaran, tendrán como contrapartida para la AFA una suba de la cuota que recibe por el fútbol del 7,5 por ciento en julio y otro 2,5 por ciento en agosto. O sea, un 10 por ciento en total que regirá hasta diciembre, al margen de las cláusulas que mencionan eventuales subas en el abono de cable.
La cuota, según el contrato, “es la suma de $ 5.833.333,34, resultante de mensualizar los mínimos garantizados por año/temporada, correspondiendo de ellos $ 5 millones mes según el instrumento suscripto entre las partes el 05/11/99; y $ 833.333,34 por según el instrumento suscripto entre las partes el 24/07/01”. Este último importe surge del quinto partidocodificado que, en total, pagado a lo largo de doce cuotas mensuales asciende a 10 millones de pesos. Dicha suma no ingresará a la tesorería de los clubes, al menos durante tres años, porque cada documento de 833.333,34 pesos ha sido depositado como garantía del fideicomiso en el banco Credicoop, que paga las deudas anteriores al 30 de abril de 2001 que se mantenían con casi todos los planteles. Unos 60 millones de pesos, según Sergio Marchi, el secretario general de Agremiados.
O sea que, hasta enero del 2003, sobre la suma global de 38.500.000 de pesos que abonará TSC y que incluye el 10 por ciento de aumento, las instituciones percibirán 5 millones menos (las seis cuotas de 833.333,34 del segundo semestre) porque están comprometidos para saldar viejas cuentas.
La tendencia a renegociar contratos a la baja –concretada de hecho al pesificarse los montos que estaban en dólares– no es una novedad del fútbol argentino. Este año, en Inglaterra, les ha ido peor. La cadena ITV suspendió sus pagos a los clubes porque no pudo afrontar un contrato con la Premier League, a la que le debe 290 millones de euros. En Alemania sucedió otro tanto con el grupo Kirch, que cayó en una situación de quebranto por los gastos exorbitantes que asumió al adquirir los derechos televisivos de los mundiales 2002 y 2006.
En cualquiera de los casos, aquí o en Europa, la conclusión es una sola: el sólido matrimonio que mantuvieron durante años el fútbol y la TV se ha resquebrajado. Ya lo adelantó el ex jugador alemán y vicepresidente del Bayern Munich, Karl Heinz Rummenigge, durante la última reunión del G-14, el grupo que reúne a las instituciones más poderosas del planeta: “Es previsible que en el futuro haya más problemas de este tipo”.
Ni qué hablar, entonces, del porvenir que les espera a los empobrecidos clubes argentinos.

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