DEPORTES › A UN AÑO DEL POLEMICO CONVENIO
La empresa rusa quiere que Basile juegue los amistosos con los mejores jugadores.
› Por Gustavo Veiga
Las necesidades futbolísticas de la Selección ya no se compadecen con el contrato que firmaron la AFA y el grupo ruso Renova, que ahora se encandiló con Brasil, el marketing de una estrella como Ronaldinho y hace negocios con Kentaro, una compañía con sede en Suiza. A la corporación que contrató al equipo nacional por 24 partidos a cambio de 18 millones de dólares no le interesa el seleccionado hecho en casa por Alfio Basile –que debutará el miércoles contra Chile–, y sí el que tiene como valores destacados a Lionel Messi, Javier Saviola y Fernando Gago, entre otros jugadores que pertenecen a clubes de Europa. Por eso, que la AFA insinúe la posibilidad de levantar un amistoso con Australia, en Melbourne, pautado para el 6 de junio, podría ocasionar la rescisión del millonario contrato. Una alternativa que, por esa y otras razones, no parece descabellada a once meses de que se firmara el convenio en Salerno, Italia, el 20 de mayo de 2006.
Los rusos están fastidiados desde el mes pasado. Su malestar ya se lo habían transmitido al empresario Guillermo Tofoni –el agente FIFA que los acercó a la AFA–, cuando recibieron la negativa para repetir el duelo entre Argentina y Brasil que tan buenos dividendos les había dado en Londres, en septiembre de 2006. Es que adelantaron nueve millones de dólares, de aquellos 18, y pretenden recuperarlos rápido, como también optimizar sus ganancias. Un segundo clásico sudamericano en tan poco tiempo los hubiera acercado más al dinero que invirtieron a través de su subsidiaria Gulgong, con sede en las Islas Vírgenes británicas.
Pero Viktor Vekselberg, presidente de Renova y el representante de Gulgong que firmó el contrato con la AFA, Igor Akhmerov, no son los únicos disconformes. Tofoni, quien aún defiende el negocio que le permitirá al seleccionado recaudar los 18 millones de dólares hasta junio de 2011, cree que podría romperse el convenio y hasta salió a buscar inversores en la Argentina para reemplazar a los actuales. Confía en que algunos bancos, bajo la figura de un fideicomiso, le darían el dinero necesario para devolverles el adelanto a los rusos, descontados, claro está, los tres partidos que ya se jugaron: contra Brasil, España y Francia.
Las diferencias entre la AFA y el cuerpo técnico de la selección –por un lado– con el grupo Renova no son el único problema que amenaza la vigencia del contrato de 21 carillas. Tampoco que Tofoni ahora piense en despegarse de Vekselberg y Akhmerov. Ocurre que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) también está involucrada en este asunto. Y, por añadidura, su socio comercial Kentaro, un subcontratista del grupo saudita Dallah Al Baraka, que compró (al igual que hicieron los rusos con la Argentina) los derechos de 24 amistosos hasta el 2011, según una información publicada por El Mundo Deportivo de Barcelona, el 27 de marzo pasado.
Lo curioso es que Julio Grondona, el presidente de la AFA, le habría enviado una copia del acuerdo con Renova a su par Ricardo Teixeira, de la CBF, para que éste lo analizara como paso previo a su arreglo con Kentaro. Esta empresa participó en la organización del encuentro que Brasil le ganó a la Argentina 3 a 0 en la inauguración del estadio del Arsenal inglés, cuando Basile debutó en su segundo ciclo como técnico de la selección. Sus vínculos con los brasileños no son nuevos. Antes del Mundial 2006, la compañía consiguió todo lo necesario para que el seleccionado, que por entonces conducía Carlos Alberto Parreira, se concentrara en Weggis, un pueblito alpino de Suiza, antes de su presentación en Alemania.
El 9 de marzo pasado, Renova y Kentaro presentaron su nuevo acuerdo de cooperación. Los rusos le encomendaron a la empresa con sede en Suiza y sucursales en Londres, Berlín, Hannover y Estocolmo, que manejara todos los derechos comerciales que posee en el mundo deportivo. Y convinieron, entre otras cosas, que Kentaro se ocupara del marketing del pentacampeón mundial, ahora dirigido por Dunga. En una nota de prensa, Renova además anunció los amistosos de Argentina que se programaron para el 2 y el 6 de junio, contra Suiza, en Basilea y Australia, en Melbourne, respectivamente. Este es el partido de la discordia que corre peligro porque Basile no quiere jugarlo, ya que habría un escaso margen de recuperación entre los dos encuentros, en los que, según los rusos, deberían estar presentes Messi, Saviola y Cambiasso, entre otros.
“Este ejemplo de fútbol exquisito fue hecho posible por operaciones estratégicas entre Renova y Kentaro”, sostienen los rusos. “Estamos muy satisfechos de haber llamado a un socio tan profesional como Kentaro para el gerenciamiento de nuestra inversión en derechos de fútbol”, sostuvo Akhmerov, el mismo que firmó el contrato con la AFA. Por su parte, Philipp Grothe, de la compañía suiza, anunció: “Estamos convencidos de las oportunidades que resultarán de este acuerdo”.
La primera oportunidad ya quedó a la vista. Brasil desplazó a la Argentina como rival de Inglaterra en la reinauguración de Wembley, que volverá a abrir sus puertas sobre los escombros del viejo templo futbolístico, el 30 de mayo. El clásico con los británicos estaba cerrado de palabra, pero ahí quedó. Renova, una corporación con intereses en el petróleo, el gas y el aluminio, coloca dinero en el fútbol y quiere cobrárselo con sus respectivos dividendos. Su dinámica rentística no distingue entre el fútbol y aquellos recursos en los que invierte. Nada es gratuito en la globalización de los negocios. Y en el exterior, el fútbol de Brasil vende más que el de Argentina. Mal que nos pese.
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