Aquel reclamo de “que se vayan todos” resonó otra vez en estos días, pero no en el umbral de la Casa Rosada o del Congreso; se escuchó fuerte, primero en la cancha de Racing y cinco días después ante las oficinas de Blanquiceleste. Los renovados actos de civismo en defensa del club y de sus socios tuvieron un principal destinatario: Fernando Enrique Carlos De Tomaso, que no se dio por aludido. Pero también incluyeron al juez del expediente manejado a perpetuidad, Enrique Gorostegui, y a los integrantes del etéreo órgano fiduciario que lo secundan. Hay clima de pueblada en la Academia y si los resultados futbolísticos no engordan, lo más probable es que la crisis institucional confluya con la deportiva, como quien acerca un fósforo a un barril de pólvora.

Dos centenares de socios e hinchas marcharon el viernes hasta San Martín 140, a tres cuadras de la Casa de Gobierno, para alzar sus voces, batir el parche y pedir renuncias ante el vidriado edificio donde funciona la gerenciadora. Integrantes del Modera (Movimiento Democrático Racinguista), Sarcac (Socios Autoconvocados de Racing Club Asociación Civil), los jóvenes que recuperaron el predio Tita Mattiussi y otros que no responden a agrupaciones internas, protestaron en pleno horario bancario y luego caminaron hacia Balcarce 50. En la mesa de entradas entregaron un petitorio donde, entre otras demandas, reclamaron elecciones, habida cuenta de que esperan una mano del presidente Néstor Kirchner.

Este infrecuente reclamo futbolero, en un día laborable y que le dio continuidad a una decisión plebiscitada el domingo 22 (en el Cilindro de Avellaneda, la mayoría se pronunció con un “paso a paso, que ahora se vaya De Tomaso”), marcó la ruptura definitiva entre los hinchas de Racing y quienes administran sus bienes. En la marcha, Roberto García, el presidente del Modera, pidió que “nunca más se elija a un dueño del club” y describió al sucesor de Fernando Marín como un hombre que “no tiene un mango”. Algo que está muy lejos de ser un pecado, pero atribuido a un señor que controla un patrimonio centenario, cuanto menos resulta inconveniente.

A De Tomaso se le enrostran una serie de calamidades y presuntos negociados que salen publicados en los medios en dosis espasmódicas. El más reciente es la venta del juvenil arquero Sergio Romero al club AZ Alkmaar de Holanda, por 1.450.000 euros. Los detractores del empresario formado en la banca privada (Morgan, Goldman Sachs...) denuncian que a la gerenciadora le quedarán 696 mil, a la CAI de Comodoro Rivadavia, dueña del 20 por ciento del pase, 290 mil y a Racing, apenas 174 mil. El resto será para pagar distintos porcentajes y comisiones (15 por ciento del jugador, dos por ciento de AFA, etc.).

Esa distribución se desprende del contrato avalado por el doctor Gorostegui entre Blanquiceleste y la Academia. Allí, el artículo 9 fija que todo futbolista contratado después de la llegada de Marín y De Tomaso, si fuera vendido en el futuro –es el caso de Romero– le reportará a la SA el 80 por ciento del pase y a la asociación civil, el 20. No es un mal dinero para quien se convirtió en vicepresidente de Blanquiceleste el 20 de julio de 2000, con 396 acciones que equivalían a 3960 pesos en efectivo, según consta en el acta de constitución de la sociedad.

Es por eso que, para empezar, medio centenar de socios se comprometió a juntar unas 10 mil firmas –a razón de 200 por cabeza– entre hinchas con y sin carnet, para acompañar con ellas una carta que le elevarán al presidente de la Nación, Néstor Kirchner, donde denunciarán que se está vaciando la institución y exigirán una conducta de mayor transparencia. Suponen que, como sufrido hincha de Racing, podría ocuparse del tema.