El final del partido marcado por el árbitro Daniel Giménez significó el último instante de un arbitraje plagado de fallos polémicos. El primero de ellos fue a los 28 minutos de la primera parte, cuando el árbitro consideró intencional una mano de un defensor de Huracán, Barrientos, y sancionó el penal que desembocó en el primer tanto de los locales. En la segunda mitad, Giménez resolvió correctamente cuando Solana tocó de manera grosera la pelota con la mano, lo amonestó y, como ya había recibido una amarilla, Huracán se quedó con diez. Pero sin duda, la jugada más polémica y decisiva ocurrió ya con el tiempo cumplido. Partió un pelotazo desde el campo sanjuanino hacia la defensa visitante, Tonelotto saltó en búsqueda del balón pero se vio superado por Hernán Vigna y cayó. Giménez, a pocos metros y recto a la jugada, cobró una falta que no existió y que terminó en el gol de Brusco de tiro libre.

Antes de que Huracán reanudara el juego, ya con el 2-1 en contra, el árbitro echó a Mohamed por ingresar al campo y protestar. Inmediatamente después hizo con sus dos manos la clara señal de que adicionaría ocho minutos más. Algo que verdaderamente llamó la atención ya que no hubo grandes parates ni situaciones que ameritaran tantos minutos. Casi como una tragedia anunciada Tonelotto metió su segundo personal en el último instante de juego, y todo Huracán buscó al mismo destinatario: Daniel Giménez, que nuevamente se quedó con todo el protagonismo.