DEPORTES › ENTREVISTA CON ANTONIO MOHAMED, DT DE HURACAN
El Turco no le esquiva a la difícil etapa del club, pero confía en revertirla con ingenio y fútbol ofensivo.
› Por Leonardo Castillo
Fue primero un hincha que pasó varias tardes junto a su padre en las tribunas del estadio Tomás A. Ducó. Luego, un jugador surgido en las divisiones inferiores que lució con orgullo los colores de su equipo, y actualmente es el entrenador que viene de lograr el ansiado retorno del club a la Primera División, después de cuatro años en la B Nacional. Todo eso representa Huracán en la vida de Antonio Mohamed. A los 37 años, es un joven DT que cumple por estos días un anhelo largamente acariciado: dirigir en el fútbol grande de la Argentina. En una charla con Página/12, admitió que la entidad de Parque Patricios se juega mucho más que una simple permanencia en la presente temporada, ya que un descenso podría determinar su desaparición. No obstante, anticipó que sus jugadores intentarán desarrollar “un juego ofensivo”, pues considera que ése es “el mejor camino” que se puede recorrer en el intento de cumplir el objetivo de mantener la categoría.
–¿En el debut ante Arsenal se vio lo que pretende de Huracán?
–Sí. Merecimos ganar, creamos más situaciones que el rival y jugamos la mayor parte del partido en el campo de ellos. Quedé satisfecho e ilusionado respecto de lo que podemos hacer en este campeonato. Creo que por ese camino vamos a ganar más partidos de los que podemos perder. Si queremos sumar puntos para engrosar nuestro promedio, tenemos que ser ofensivos. No nos queda otra.
–¿Entonces quiere decir que se puede pelear la permanencia en Primera con un equipo que formó su base en la B Nacional?
–Estoy seguro de que sí. Sobre todo porque las diferencias entre las dos categorías se acortaron bastante. Entre los primeros cinco equipos de la B Nacional y los últimos diez de Primera A no hay mucha distancia. Si no, fijémonos en lo que pasó en las promociones, las ganaron los equipos que venían del Ascenso. Es todo más parejo.
–Carlos Babington afirmó que si Huracán desciende al cabo de la presente temporada puede desaparecer, ¿está de acuerdo?
–La situación económica del club es muy delicada, y sí, es verdad, un descenso sería desastroso para el futuro de Huracán. Tenemos un presupuesto muy bajo, ya no en relación con Boca, River o San Lorenzo. Lo digo por clubes como Lanús, que puede gastar un millón de dólares para comprar un jugador como (José) Sand. Ese dinero representa el presupuesto que nosotros manejamos para toda la temporada. Cuando vendemos un jugador, la plata se utiliza para cancelar inhibiciones y pagar deudas. Eso fue lo que pasó con (Joaquín) Larrivey. Las diferencias son enormes.
–Con todas esas adversidades, ¿cómo hará Huracán para quedarse?
–Vamos a tratar de apelar al ingenio. De trabajar mucho en lo táctico para acortar diferencias con los equipos más poderosos. Es algo difícil, pero no imposible. Si yo no creyera que se pudiera lograr, no estaría acá.
–Antes habló de jugar un fútbol ofensivo, pero ahora se refiere a poner el énfasis en lo táctico. ¿Por qué esas dos premisas parecen a veces contradictorias?
–Porque le hacen creer a la gente que lo táctico es lo defensivo, y no es así. El orden se puede usar para pensar en el arco de enfrente, para jugar en el campo contrario. Los técnicos que pensamos que se puede jugar al ataque no somos suicidas, trabajamos desde otra perspectiva.
–Pero mucha de la gente que mira fútbol dice que lo único que importa es el resultado.
–La gente es pasional y muchas veces no tiene una visión completa de lo que es el juego. Se trabaja para ganar, de eso no hay duda, pero muchas veces el resultado es un accidente, un imprevisto que no puede anular las cosas buenas que un equipo plasmó en el juego. El domingo, Huracán creó por lo menos seis situaciones claras de gol que no pudo concretar, por eso me quedé conforme. Y es por este camino que debemos persistir para no descender.
–Cada vez que puede, Diego Maradona habla bien de usted. ¿Tan buena es la relación que mantiene con él?
–Diego me ayudó mucho cuando sucedió la muerte de mi hijo Faryd, en Alemania, el año pasado. Además ya teníamos un buen vínculo que la mayoría de la gente no conocía. Es una gran persona que siempre se mostró muy generoso conmigo.
–¿Cómo sobrelleva la pérdida de su hijo?
–Con el tiempo, la herida se cerró un poco, pero todavía sigue abierta. Ahora cuando lo recuerdo, lloro menos, pero es un dolor que no cesa y me acompañará por mucho tiempo. Por suerte, mis compañeros del cuerpo técnico, los jugadores que dirijo, la gente de Huracán y el fútbol, me ayudaron a seguir adelante, y acá estoy, peleando.
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