DEPORTES › EL DT YA NO GOZA DE LOS BENEFICIOS DEL TITULO
Tras la eliminación de la Copa Sudamericana en manos de Arsenal, el entrenador perdió crédito ante algunos dirigentes, quienes por lo bajo ahora le critican la presencia en el plantel de Emiliano y Michael, sus hijos.
› Por Gustavo Veiga
La ola triunfalista se congeló con las crudas temperaturas del último invierno. Desde aquel 10 de junio con vuelta olímpica incluida y estampitas impresas de San Ramón, en apenas tres meses, el técnico se transformó en una presencia incómoda. Y habría que agregar también: sus hijos Emiliano y Michael. En San Lorenzo, el capital que amasó Ramón Díaz con el título de campeón ya no le reditúa demasiados intereses. El riojano es cuestionado por lo bajo en distintos frentes. Algunos jugadores, dirigentes y hasta los responsables del fútbol amateur le reprochan ciertas actitudes. Incluso su relación con Marcelo Tinelli, quien irradia más poder que la comisión directiva, ya no es la misma que tenía cuando el equipo se encaminaba hacia el décimo título de su historia.
Antes del partido que terminó con victoria ante Tigre por 2 a 1 hubo una reunión entre los principales referentes del plantel y el entrenador. Según una versión que creció por el boca a boca, los jugadores le habrían pedido que excluyera de la lista de concentrados a su hijo mayor, Emiliano, de 24 años. El motivo sería que recelan del joven, ex River, Talleres, Defensores de Belgrano y Platense, entre otros equipos, al igual que de Michael, el menor de 21 y ex lateral de San Telmo. Lo concreto es que el primero fue el único de los dos que jugó. Y apenas sumó 30 minutos de fútbol por la Copa Sudamericana en el encuentro de ida contra Arsenal.
No hace falta aclarar qué piensa la dirigencia de las condiciones técnicas de los hermanos Díaz. “Ramón es una vedette, no se le puede decir nada”, justificó con reserva uno de los hombres que acompaña a Rafael Savino. Otro explicó que el club paga dos contratos “insignificantes” por ellos (a préstamo y por unos 7 mil pesos en total) y el que más se animó a defender la presencia de ambos comparó: “La llegada de los dos jugadores fue recomendada por el técnico que acaba de obtener el campeonato. Menos comprensible resulta que se les mejore el contrato vigente a algunos futbolistas, cuando la obligación de los dirigentes consiste en defender el patrimonio institucional”, señaló Marcelo Vázquez, miembro del Tribunal de Honor del club que participa en la flamante agrupación Progreso Azulgrana, encaminada hacia las elecciones de diciembre.
No es novedoso esto que ocurre con Ramón en San Lorenzo. En el pasado, Rubén Insúa no congeniaba con Pablo Michelini y Aldo Paredes, otro tanto le ocurría a Néstor Gorosito, Héctor Veira tuvo problemas con varios integrantes del plantel que conducía y Gustavo Alfaro con más de un juvenil. Anticipándose a eventuales problemas de convivencia con quienes eran líderes del plantel, Díaz prescindió de Sebastián Saja y le sacó la titularidad y el brazalete de capitán a Adrián González. Este último nunca se lo perdonaría. Y menos cuando el DT le otorgó la cinta a Cristian Tula, un tanto improvisado en su puesto como lateral.
“Ramón Díaz nunca me llamó por teléfono desde que llegó al club”, suele quejarse en privado Fernando Berón, el coordinador de fútbol amateur. Es que el entrenador campeón incorporó a juveniles que taparon a otros surgidos del semillero. Bruno Díaz, quien proviene de Villa Dálmine, dicen que es hijo de un íntimo amigo del técnico. Que a Berón le quisieron sacar hasta la reserva es algo que no escapa a quienes cubren informativamente el día a día en el club.
Criticado por integrantes del plantel profesional, sin comunicación fluida con las divisiones menores y cuestionado por directivos que resisten la presencia de sus hijos, Ramón agregó otro foco de conflicto al distanciarse de Tinelli. El rumor de que el conductor televisivo habría llamado a Carlos Bianchi para que dirigiera a San Lorenzo en la próxima edición de la Copa Libertadores alarmó a Ramón. Y sus declaraciones sobre que ahora no aparecen los que acompañaban al plantel en el campeonato Clausura que deparó el último título fueron interpretadas como un mensaje de resentimiento hacia el empresario.
La eliminación prematura de la Copa Sudamericana con Arsenal obligó al DT a enfrentar dificultades adicionales que en el primer semestre de 2007 no tenía. Había encarado el campeonato que ganó con un plantel más reducido y ahora dirige a unos cuarenta jugadores de los cuales casi no utiliza a la mitad. Las deudas de arrastre por el título conseguido, el salario de agosto, la mayoría de los premios del actual torneo y las primas –cuyo pago está sujeto a las transferencias– lo perturbaron también. Con su proverbial picardía, Díaz apuntó tras la práctica del jueves: “Savino se comprometió con algunas cosas y espero que cumpla”. Por algo lo dijo. Y además, cuando lo consultaron por el premio adicional que él y Tinelli le prometieron al plantel por salir campeón, agregó: “La camioneta va a aparecer”.
Con las elecciones de diciembre como telón de fondo, ninguno de los sectores políticos que se disputarán el gobierno quiere aparecer en público enfrentado al riojano. Sin embargo, la declamada renovación de su contrato todavía no se firmó, y las habladurías sobre el papel que cumplen sus hijos en el plantel crecen como la inflación. Ramón, inquieto, observa ahora a su alrededor y sabe que sus arengas triunfalistas no serán suficientes para encolumnar a todas las voluntades detrás de él. Los efectos mágicos del título que le atribuyen, incluso por encima de sus jugadores, se diluyeron. El fútbol, igual que el tiempo, es demasiado veloz. Y tres meses en la vida de San Lorenzo –como en la de cualquier otro equipo– se antojan una eternidad.
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