Esta tarde ante Bolivia, la Selección Argentina se presentará por tercera vez en las Eliminatorias. En las dos anteriores, consiguió sendas victorias –ante Chile y Venezuela– que lo dejaron como único puntero de un certamen que aparenta ser de trámite más que accesible. Ante este panorama, los objetivos parecen apuntar hacia otras partes: juntar, pero no amontonar, a todos de mitad de cancha para arriba, consolidar el equipo y terminar de convencer a la gente. Además, habrá otros condimentos: el mal estado del campo de juego del Monumental, el cambio de esquema de Basile y la presencia de Juan Román Riquelme.

Las diferencias entre Argentina y Bolivia son abismales, por lo menos en la previa y esto se ratifica en los números: Bolivia nunca pudo conseguir siquiera un punto en sus siete visitas por Eliminatorias. Por eso, a nadie le sorprendería que el equipo nacional consiga su tercera victoria en serie. Entonces lo importante pasará por el cómo.

Ante Chile y ante Venezuela le alcanzó con poco. En el primer partido, resolvió rápido el marco particular del debut ante un equipo de Bielsa, lo ganó con solvencia y con dos precisos tiros libres de Riquelme, que lo ponían otra vez en el pedestal. En el segundo, en Maracaibo, no brilló, pero también utilizó la nafta justa y necesaria para llevarse una victoria tan clara como merecida. Hoy, se verá otra cara de la misma moneda.

Basile no confirmó el equipo, pero parece que modificará un poco su dibujo táctico. Con la presencia de Crespo –estuvo afuera de la lista en los dos primeros juegos–, el técnico apostaría a un tridente ofensivo que juegue por delante del conductor de siempre, Riquelme. El delantero del Inter se está recuperando de un esguince en su tobillo izquierdo, pero llegaría sin problemas. En caso de que no esté en condiciones, lo reemplazaría Sergio Agüero, manteniendo a los tres hombres en el ataque.

Por esos cuatro apellidos –los tres delanteros más Riquelme– pasará el juego ofensivo del equipo. Detrás de ellos, en el medio y con más responsabilidad para la recuperación, estarán Mascherano y Cambiasso, dividiéndose el mediocampo y tratando de mantener el equilibrio. En defensa también habrá novedades, ya que la lesión de Heinze alteró la línea de fondo tradicional. Esta vez, Zanetti se correrá al lateral izquierdo, lugar en el que ya jugó varias veces en el Inter. Por el otro costado jugará Hugo Ibarra, el único hombre del fútbol local que estará entre los once. Completan Abbondanzieri en el arco y Demichelis y Milito como pareja de centrales. El jugador número doce será el maltrecho césped del Monumental, del que ya se habló mucho y posiblemente interfiera en el juego.

Por el lado de Bolivia, todo se enmarca en la ambición de una hazaña. Sumó sólo un punto (empate frente a Colombia, de local) en los dos partidos que jugó y esta tarde intentará neutralizar el fútbol argentino con cuatro defensores y cinco mediocampistas. En ofensiva, Cabrera aparece como el único delantero. Sus números no son alentadores. En las últimas Eliminatorias no consiguió siquiera un empate cuando salió de su país y lo mismo le ocurrió en las siete veces que en su historia visitó a Argentina. Todos los caminos conducen a una victoria del seleccionado nacional. Todo indica que, además, podría ser amplia y contundente. Entonces, otra vez será importante el cómo. Allí tendrá que empezar a esmerarse el equipo para convencer y para convencerse de su real potencial.